El día que terminé de leer Viejas danzas españolas (La Marca Negra ediciones) se celebraba en la ciudad el Bando de la Huerta, fiesta que homenajea el origen agrícola de toda la riqueza cultural y económica de Murcia. Al día… Seguir leyendo →
A de Alerta spoiler. B de Berta Cáceres. C de “cómeme el donut”. D de digital. E de esporas y de Estrellitas. F de Fenomenal. Durante esta pandemia del coronavirus han pasado cosas fascinantes. Se piensa mucho en dos años…. Seguir leyendo →
El 21 de marzo de 2020 Cristina Morano iba a presentar en Murcia su nuevo poemario (No volverás a hablar nuestra lengua, Editorial La estética del fracaso) y yo iba a celebrar mi boda. Iba a ser un día magnífico… Seguir leyendo →
Ya sabemos: cualquier comentario sobre una obra es más el análisis de su lectura, así que hablaré de mí. No conozco personalmente a ninguna persona trans y de ellas sólo sabía lo que he visto -por no buscar más y… Seguir leyendo →
Era verano, estábamos en un bar de Cádiz y discutíamos el concepto de crueldad. Unos, que era una cualidad animal; otros, que humana. A la voz de “en tiempos de Google la duda no es tolerable”, buscamos en los teléfonos. La… Seguir leyendo →
SER MADRE HOY, por Amor Costa. Miguel Noguera contaba que, en la librería de unos conocidos grandes almacenes, encontraron su Ser madre hoy (2012) en la sección “Psicología”, después de empezar a buscarlo, naturalmente, en “Maternidad”. Habrán ustedes observado que (¡¿desde entonces?!) la… Seguir leyendo →
Este campo no es el de Instagram, por Amor Costa. “¡Me río yo de lo audiovisual!”- clamaba llena de furia mi profesora de griego de COU al leer un pasaje de la Iliada en el que las lanzas chocaban contra… Seguir leyendo →
Empecé a leer Dolores-Manhattan (La Fea Burguesía, 2016) en la barra de un bar y lo terminé del tirón justo como nunca recomiendo leer un poemario: Desde el principio hasta el final, un poema detrás de otro en el orden del… Seguir leyendo →
“Es pa los niños”. Ella era diferente a todo en la programación cardada, barroca y llena de maquillaje de esa televisión ochentera que tragábamos los niños sin actividades extraescolares. Yo tendría cinco años y, de conocer la palabra, habría dicho… Seguir leyendo →