Hay que tenerlos bien puestos para lanzarse a emprender un proyecto a contracorriente de uno de los sectores más contaminantes, capitalistas y estereotipado como el textil. Cuando Flor fundó  la firma de moda Fatland Creaciones (nombre inspirado por la magnífica serie Dietland) como idea de autoempleo sabía que quería luchar contra un sistema productivo injusto, pero también quería poner el foco en los cuerpos: precisamente esos que no siempre queremos reconocer como óptimos, como «normales», como DESEABLES. «Queremos poner nuestro granito de arena para dinamitar el sistema cisheteronormativo y su lógica patriarcal que anula, invisibiliza y humilla a los cuerpos que reconoce como la otredad:   las no-hombre, las no-blancas, les no-jóvenes, las no-cuerdas, les no-cis, les no-hetero, las no-sanas«.

Fatland lucha contra esos prejuicios desde una coherencia revisada con colecciones de moda que son toda una declaración de intenciones: sexis bikinis de leopardo para culos que no quieren ver la 38 ni en pintura, minis de escándalo y vestidos ceñidos para no esconderse nunca más, reivindicativas sudaderas y accesorios veganos y sostenibles. Mucho rollazo y una buena hostia en la cara al sistema con esta ropa inclusiva y hecha en Murcia que además dona parte de sus beneficios a santuarios de animales. Hoy nos postramos ante esta creadora kamikaze y aprendemos unas cuantas cosillas por el camino. ¿Nos acompañas?

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¿Cómo surge el proyecto  de Fatland?

Fatland surge tras muchos años trabajando en empleos precarios y bajo condiciones horribles. Después de una baja por depresión decidí aprender a coser y patronar. Al principio sólo se trataba de algo para mí, hacerme complementos y ropa, pero luego la gente cercana a mi empezó a ver lo que hacía y a pedírmelo. Ahí me planteé crear un proyecto de moda artesanal y trabajar por y para mi.

¿Cuál ha sido su filosofía desde el principio y cómo ha ido evolucionando?

Desde el principio tuve claro que quería hacer moda en todas las tallas y a medida, pues como mujer gorda siempre he tenido problemas para encontrar ropa que me quedara bien y me gustara. Las grandes empresas no tienen en cuenta los cuerpos gordos y las pocas que sí hacen sus prendas agrandando patrones de tallas pequeñas, lo que hace que no siempre nos quede bien. La moda no se preocupa de las características y necesidades de los cuerpos más grandes. ¿Por qué conformarnos con ropa sosa o que no nos gusta ni nos queda bien?. Quería que Fatland estuviera al alcance de todo el mundo independientemente de su talla. También ha ido evolucionando hacia el terreno del activismo contra los estereotipos de belleza socialmente impuestos y la gordofobia.

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 Fatland visibiliza el ataque capitalista que se hace al cuerpo, sobre todo hacia las mujeres. ¿Por qué crees que a la gente le cuesta tanto luchar contra ella, y muchas veces, reconocer que tiene esos prejuicios?

La gordofobia es social y estructural. Esto quiere decir que vivimos en una sociedad que se ha  construido a base de creer que la gordura es el mal, que habitar un cuerpo gordo es sinónimo de muchas cosas negativas, todas ellas prejuicios. Como cualquier tipo de opresión, si hemos nacido y crecido con ciertas creencias pues es difícil, pero no imposible, cambiar nuestra forma de verlo. Entiendo que a veces mirar hacia adentro y cuestionarse es doloroso y complicado, pero también creo que es fundamental hacerlo para dejar de hacernos daño y dejar de hacérselo a otras personas. La gordofobia es algo que ha existido siempre, lo único que el término es reciente. Hay un miedo terrible a engordar, tanto que la gente prefiere enfermar a estar gorda. Ya no se trata únicamente de la opresión que se ejerce sobre los cuerpos gordos no normativos, sino de la gordofobia interiorizada que mantiene a la gente en estado de pánico aferrándose a cada dieta milagro o producto adelgazante con tal de no coger unos kilos. Tanto la industria farmacéutica como empresas dedicadas a vender productos adelgazantes se lucran con el miedo e inseguridades de la gente. Por suerte, últimamente tenemos a muchísimas activistas y referentes que nos dan información muy valiosa sobre este tipo de violencia, y cada vez más gente aliada.

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 ¿Qué referentes (no solo de la industria de la moda, sino a nivel ideológico, o de cultura popular) tiene Fatland?

De la industria de la moda ya os digo que ninguno, jaja. Creo que no comparto ideología con la gran industria de la moda. Pero mira, ahora que lo pienso me doy cuenta que muchos de mis valores e ideas que defiendo vienen de leer y escuchar a activistas feministas, discas, gordas, racializadas, etc (y desde mi misma siento mujer gorda migrante). Toda esa gente y su revolución me inspira, me enseña y me hace cuestionarme para poder deconstruirme. Así que gracias a todas ellas Fatland es un espacio seguro.

 Nos parece alucinante el camino de transformar una idea en una pieza que puedas ponerte encima. ¿Cómo es el proceso de creación de las prendas y accesorios?

Jaja, sí, a mi aún me parece alucinante cada vez que acabo una prenda y queda tal cual lo había imaginado. La verdad es que soy una persona que tira mucho de improvisación. Cuando planeo hacer algo acabo cambiando cosas a último momento, así que aprovecho los momentos de inspiración y creatividad. Luego esta idea hay que plasmarla sobre papel, crear un patrón con las medidas de cada talla, buscar los tejidos adecuados y finalmente crear la prenda o accesorio. Así, muy resumido, porque realmente lleva tiempo. Creo que en lo que más invierto tiempo es en buscar tejidos de calidad y proximidad que me inspiren. Muchas veces compro el tejido antes de tener una idea, porque nada más verlo se me vienen ideas a la cabeza de posibles prendas. Siempre me ha gustado improvisar y lo hago mucho con la costura. Quizás no sea lo más adecuado pero es cuando mejor resultado tengo. Algunas de mis prendas han surgido en sueños, así que hay gente llevando ropa que he soñado, jaja.

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 ¿Qué dificultades has encontrado a la hora de llevar adelante un proyecto tan diferente y más en un sector tan agresivo como el sector textil? ¿Qué apoyos y trabas se han cruzado en tu camino?

No voy a decir que haya sido fácil porque mentiría. Llevo con el proyecto 4 años y al principio creo que fue más fácil. Después de la pandemia fue cuando empecé a notar que las cosas se ponían difíciles. En mi caso, empresas como Shein me han perjudicado bastante. Soy artesana, trabajo sola y jamás podré competir con el ritmo de producción de esta empresa, ni mucho menos con sus precios. Entiendo que para la gente resulte atractivo vestirse a precios tan bajos, pero lo que hay detrás de esos precios tan bajos es realmente horrible, ¿cuánta vida y salud le está costando a otras personas para que podamos llevar un vestido de 10€?. En el caso de las personas gordas creo que se les abrió todo un mundo nuevo, pues no habíamos tenido la posibilidad de vestir ciertas prendas yendo a tiendas convencionales y de pronto llega Shein con un gran abanico de posibilidades. Vivimos en una sociedad capitalista y consumista y os sorprendería la cantidad de gente que compra de forma compulsiva prendas que posiblemente jamás se pondrá. Yo defiendo un consumo más ético y responsable. ¿Para qué comprar 5 sudaderas que te van a durar poco tiempo pudiendo comprar una que dure años? Pero bueno, es algo que yo veo ahora, también tuve mi época de consumir ropa sin control y calmaba mi ansiedad con ello. Luego está el tema autónomo. Este país lo pone muy difícil para emprender: cuotas  abusivas e impuestos altísimos. Si pagáramos cuotas acordes con nuestras ganancias otro gallo cantaría. Al final hacen que emprender sea toda una odisea y acabemos endeudándonos para no decir adiós a nuestros sueños. También dependemos de redes sociales como Instagram que acaba vetando a quienes no tienen dinero para invertir en anuncios publicitarios. Emprender tiene muchas cosas buenas, pero desgraciadamente muchas otras no tan buenas.

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 A lo largo de estos años has podido trabajar con otras firmas y artistas. ¿A quienes nos destacarías? ¿Con quién te gustaría colaborar si tuvieras la oportunidad?

La verdad no lo he pensado. Por falta de tiempo quizá. Estoy abierta a propuestas, jaja. Lo último que he hecho ha sido trabajar con Vandálika, una peque empresa que lleva poquito tiempo en esto de la estampación y diseño de camisetas y sudaderas. Tenemos en mente hacer más cositas juntas pero aún tenemos pendiente una cerveza donde haya papel y lápiz para plasmar ideas. Me gusta unirme a otras chiquis empresas que, como yo, luchan cada día por vivir de lo que les apasiona. Otra de las cositas que he hecho últimamente es hacer una colaboración con un diseñador e ilustrador, Yantrart. Con él he sacado dos riñoneras con unos tejidos diseñados por él que me parecen una pasada.

Después de anunciar el fin de la firma decidiste darle otra oportunidad. ¿Qué te hizo cambiar de idea? ¿Qué nuevas aventuras les espera a tu proyecto?

Así es, me cuesta mucho despegarme de este proyecto, lo es todo para mi. He invertido muchísimo tiempo, dinero y energía en sacarlo adelante. Me hace feliz trabajar en esto. Pero sinceramente aún no sé cuál será el futuro de Fatland. De momento le estoy dando tiempo para ver si las cosas mejoran pero hay días que es bastante devastador. Además veo como otras marcas artesanales van abandonando sus proyectos y se me rompe el alma. No puedo asegurar que en unos meses Fatland siga en pie como proyecto de moda artesanal e inclusiva, pero siempre pondré todo de mi parte para sacarlo adelante. Ojalá dependiera sólo de mis ganas. De momento sigo adelante y el apoyo y cariño de la gente que me sigue ha sido de gran ayuda.

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*Todas las fotografías de @fatlandcreaciones 
salvo la de las tres modelos con sudadera, por @itspersica. Gracias a todas <3