“All that anxiety and anger, those dubious good intentions, those tangled lives, that blood. I can tell about it or I can bury it. In the end, we’ll all become stories. Or else we’ll become entities. Maybe it’s the same.”

-Margaret Atwood, Moral Disorder

En tiempos en los que leer se ha vuelto un privilegio, nos descolgamos con un especial #DíadelLibro 2020. Original, ¿verdad? El mundo se va a la mierda y nos pilla con la nariz entre unas páginas, sí, pero también nos agarramos a ellas como salvavidas para no perder la cordura y aprender de lo que otras sintieron. Hoy solo queremos celebrar que la literatura se ha convertido en el chupito que nunca te falla (ni llama a tu puerta a la mañana siguiente) aunando dos de las cosas que más felices nos hacen: la amistad y los libros. Por eso hemos asaltado a coleguis del mundo de la cultura murciana (u orgullosa prole adoptiva) para pedirles que nos hablaran de las autoras que les marcaron, las que están haciendo su encierro más feliz, las que les dan arcadas o tienen su nombre tatuado en la ingle. Y tanta filia y fobia tienen nuestros allegados (sois la releche), que hemos tenido que dividir este especial en dos partes: vol. I y II, para mañana viernes. Larga vida a las escritoras, copín.

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Flavita Banana

 

 

MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ (escritor, profesor ¡y vive de ello!) «Mi autora favorita desde hace ya un tiempo es Siri Hustvedt. Su escritura inteligente y su manera de perspicaz de analizar el mundo me conquistó en cuanto la leí. También sus temas –el arte, la locura, la academia…– me fascinan, porque se parecen mucho a lo que yo quisiera escribir. De ella recomendaría, sin duda, “Todo cuanto amé” y “Elegía para un americano”, libros protagonizados por artistas e intelectuales, pero sobre todo libros atravesados por emociones a las que no sabemos poner nombre.

Siri, mi amor. Pero desde un tiempo creo que estoy siéndole muy infiel con Annie Ernaux. Lo que Hustvedt hace desde la razón, Ernaux lo hace desde la pasión pura, desde la memoria y desde el yo desnudo. Su escritura autobiográfica, su crudeza a la hora de mostrar el cuerpo y las emociones, te atraviesan. Y también las constantes referencias a la escritura, la pregunta por “cómo contar”, “cómo escribir”. Es lo que ocurre de modo en su gran novela, “Los años”, que es un ejercicio de memoria y también de historia –la historia de Francia vista a través de la experiencia, de fotografías y recuerdos–, pero también en uno de los libros con los que más he disfrutado nunca, “Pura pasión”. Es, tal vez, la mejor novela que he leído este año, aunque se publicó en España en 1993. Un libro que es pasión pura, para la protagonista de la novela, pero también para quien se acerca a él. Setenta y cinco páginas de la mejor literatura. Sería, sin duda, mi recomendación para el día del libro.»

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BELÉN CONESA (La Postiza, gestora cultural): «Me cuesta trabajo recordar autoras de mis primeras lecturas porque no había tantas, la verdad. Echando la vista muy atrás, sin duda, Lisbeth Werner y Enid Blyton, autoras de las series de los Cinco, Puck, Torres de Malory, Santa Clara… Sinceramente, hasta hace no tanto, no tenía claro si la segunda era hombre o mujer. Devoraba todos aquellos libros y los de la editorial Barco de Vapor mientras pasaban los años y cambiaban mis gustos. Agatha Christie supuso mi paso de la infancia a la adolescencia.

Pasé también por comics de diferentes tipos y algunas revistas, que con perspectiva, son parte fundamental de lo que soy hoy. De Jana a la Nuevo Vale, de ahí a Súper Pop y por último al Víbora, revista en la que, me temo, ninguno de los autores era mujer y que me enganchó muchos años. En realidad definen mucho mi evolución:

Jana nació del talento combinado del autor holandés Andries Brand y de la dibujante española Purita Campos. El personaje tiene veinte pocos años, cabellos largos, encrespados y pelirrojos. Es atractiva, cautivadora y seductora. Modelo internacional, en una época que todavía no se estilaba eso de llegar a ser top model, así que le da para ser libre, dueña de sí misma y sin dependencias sentimentales o económicas. Comparte piso con la diseñadora Berta, que a su vez es su amiga y confidente. En fin, toda una declaración de intenciones.

Súper Pop era una revista que tus padres te veían leer y sonreían, pensando “Perfecto. Será siempre una mosquita muerta y nunca tendremos que preocuparnos por ella. Estudiará lo que le digamos, y tendrá un novio soso”. Pero si veían la Nuevo Vale se volvían locos. Consejos sobre masturbación mutua, una guía para hacer strip-tease, o consejos para tu primera felación hacían del sexo algo sucio y oscuro que nos encantaba. La veíamos en grupo y luego la tirábamos a la basura. Súper Pop supuso mi primer acercamiento adolescente a la música.

De todo ese maremágnum me lancé en pértiga al Víbora y ya nada fue igual. Perdí la inocencia, si es que alguna vez la tuve. Mis lecturas cambiaron radicalmente y de mujeres que recuerde empecé por el Diario de Ana Frank, los místicos, entre ellos Teresa de Jesús y sus Moradas, Simone de Beauvoir, de la que leí La Mujer Rota y El Segundo Sexo. A partir de ahí llegó Lord Byron con su pandilla y en ella Frankenstein de Mary Shelly. Me gustó muchísimo. Recuerdo que me impresionó.

Un poco después mis adoradas Marguerites, la Durás y la Yourcenar. El amante me abrió un mundo nuevo de escritura y comportamiento femenino diferente a lo que yo conocía. Quería ser ella, ser una escritora misteriosa, outsider, elegante y exótica. Siendo cartagenera me iba a costar un poco más. Leí también El Dolor y Los ojos azules, pelo negro. Para después adentrarme en su cine que era denso pero denso. Me recuerdo en el Cine Doré ante aquellos planos experimentales eternos intentando encontrar la grandeza en mi aburrimiento más extremo. Las Memorias de Adriano de la Yourcenar me atraparon para siempre, siendo uno de mis libros preferidos. Tenía todo lo necesario para convertirse en una obra increíble. Abarcaba la persona, la época, la sociedad, ponía en boca de los personajes frases sabias sobre la naturaleza humana y los sentimientos más profundos.

He sido muy anárquica en la lectura y muy inconstante. Otra gran escritora por la que me interesé cuando ganó el Nobel y suponía que me apasionaría es Doris Lessing. Y así fue. Comencé con El cuaderno dorado, luego La Buena Terrorista, Cuentos africanos y por último Memorias de una superviviente. Con el tiempo me ha ido gustando mucho esa cosa de las mujeres que abordan las cuestiones de la vida más profundas desde una perspectiva íntima, para mi diferente a como lo hacen los hombres. Eso me pasa con ella. Un poco como con la artista Louise Bourgeois, la mujer inteligente en la sombra y su capacidad de mirar profundamente todo desde esa posición.

Tengo muy mala memoria así que habrá más mujeres autoras que me hayan gustado pero no me acuerdo.

Por alguna razón siempre me dieron pereza las grandes hermanas Brönte y Jane Austen. Me generaban algo soporífero que seguramente pueda superar leyéndolas. No me identifico mucho con Isabel Allende, me carga bastante el realismo mágico con excepciones. Y Gloria Fuertes solía darme miedo de pequeña. Con su engrandecimiento actual la he recuperado y es absolutamente una maravilla. Almudena Grandes tampoco me pone mucho. Otra que me deja bastante tibia es mi paisana María Dueñas.

No sé, afortunadamente cada vez más hay muchas mujeres increíbles escribiendo. No estoy muy al día de las más jóvenes. Me quedé en Espido Freire ( 🙂 Es coña)

Llevo ya unos años apartada de la novela porque, por alguna extraña razón, sentí que perdía el tiempo. Empecé a centrarme en el ensayo de todo tipo. Me encanta la filosofía, el arte, todo lo relacionado con el ser humano y ahora estoy especialmente interesada en educación. También me gusta la poesía que leo cual Guadiana. Mis hormonas deciden cuando debo o no leer. Algunas relevantes Sylvia Plath, Wislawa Szymborska, Gioconda Belli, Dulce María Loynaz, Ana Rosetti y últimamente Elvira Sastre que me encanta.

Devoro periódicos y artículos de opinión. He sido muy fan de Maruja Torres, Rosa Montero, Isabel Coixet que vale pa’ to, Elvira Lindo o Lucía Taboada. Eso os cuento, así a lo tonto.»

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MARTA G. EGEA (bibliotecaria, cuentacuentos y gogó de estanterías): «Estoy obsesionada con la manera en que Mary Karr cuenta todo en ‘Iluminada’, pero todavía lo estoy leyendo, quiero pensar en otro libro.  Pruebo, y la ruleta se para siempre en el mismo sitio. No es solo con esto, lo de ‘Iluminada’ es algo eléctrico y que me asalta estos días cuando estoy haciendo otras cosas.

Así me obsesionó Elaine recordando a su amiga en ‘Ojo de gato’ de Margaret Atwood; así me obsesionó la jefa de las telefonistas de Lucia Berlín en su ‘Manual para mujeres de la limpieza’. Me rindo. Es esa manera de contar que te entra fácil pero que quema. Lo que narra esta crudo y es veneno, pero lleva zapatillas de casa.

En ‘El club de los mentirosos’ parecía que el cuchillo estaba afilado, pero aquí aumenta la velocidad, ahorra recursos y dispara cuando no miras. Y siempre acierta en tu punto de bruta y de cobarde. Tu «yo» que no quiere mirar porque rebobinar es jugártela a que haga frío, a descubrir que nuestra amiga del alma era simplona, a ver que a las cuentas pendientes no se les borra la tinta.

Ya sabemos que la memoria no es una línea. Vive saltando de momento en momento y, como el diablo, pone al tiempo de tu parte. Así que Mary, sigue disparando que aquí estoy y vaya si funciona».

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VÍCTOR PEÑA DACOSTA (escritor, profesor y cholista, no en ese orden): «Me temo que no seré original pero no puedo dejar de recomendar «Cómo ser famosa«, la última novela de Caitlin Moran acerca de las andanzas de su trasunto Dolly Wilde.

En este caso, tras haber superado la infancia y adolescencia en la Inglaterra profunda que nos narró en el (incluso superior) Cómo se hace una chica, nuestra deslenguada amiga con sobrepeso está instalada en Londres en pleno auge del brit-pop, trabaja en una revista musical e intenta disfrutar de su sexualidad en los felices años 90.

Aparentemente todo suena bastante bien, sobre todo si no te fijas en que la floreciente escena brit-popera es un campo de nabos, la capacidad de tomar decisiones editoriales se circunscribe a hombres (los mismos que toman la decisión de defenestrarte si les rechazas) y que el sexo, al menos en compañía o, al menos si tu amante es un macho egoísta, es, sobre todo, frustrante.

Tiene muchísimo mérito hacer una bildungsroman sin resultar coñazo y una oda a las grupis sin parecer un rijoso trasnochado, pero Caitlin lo vuelve a conseguir sin despeinarse e incluso le sobra tiempo para un final romántico, que podemos discutir más adelante cuando hayáis leído este manual de cómo sobrevivir a la fama y los polvos chungos».

 

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RATA SATÁN (ilustradora infernal y proudly tatuadora weirdo): «Os puedo recomendar el último que me pillé, “Socorro” de Roberta Vázquez, que te lo lees de una sentá y es muy divertido. Además habla de compañeros de piso desastre, fiestas, autónomos y llevar poco control en la vida en general. Además tiene una edición muy chula, es fresco y nada resobao. El siguiente será el “Carne de Cañón” de Ahora Travé, que tiene súper buenas críticas y súper buena pinta».

 

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*Pic portada: M. Atwood en The Gentlewomen. Pic «Socorro»: ovni bizarro; «El amante»: momoko, «Iluminada»: gramho.