Foto de portada: DANIELLE LAFRANCE por Jessa Carter.

Si de algo nos hemos dado cuenta este año es de la cantidad de talento que hay deambulando por el mundo. Decimos bien, deambulando, porque la mayor parte de ese talento no es reconocido, ni aprovechado. Aunque sospechamos que nuestra entrevistada de hoy no tiene ningún problema en este último punto: nos da que, colocar el talento como una sustancia productiva de la que sacar beneficio le daría mucha grima. Danielle LaFrance completó su estancia en la residencia de artistas La Postiza hace más de un mes y se nos dio el claro aviso de que HABÍA que entrevistarla. Talento con patas: LaFrance es escritora, poeta, investigadora y «bibliotecaria ocasional». Sobre todo es una mujer con una visión diferente de las letras, del feminismo y el género, de la vida en general y de la política y las relaciones sociales en particular. Ha escrito los libros Species Branding (CUE, 2010), Pink Slip (SIC, 2013) y organizado los diarios feministas colectivos About a Bicycle (2012-2016). En la soleada terraza de La Postiza charlamos sobre todo ello y sobre su último libro, Friendly + Fire (Talon 2016), un entramado poético sobre los conflictos armados y la identidad, la hermandad entre hombres y su implicación en cuestiones de género. Inteligentísima y fascinante, LaFrance ha pasado por nuestra vida cultural murciana de forma fugaz pero dejando el poso del talento ambulante que debemos ser capaz de reconocer y promover.

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«Friendly+Fire»

DG-¿Qué tal tus días en La Postiza hasta ahora?

DLF- Bien, la primera semana todo era como un sueño, algo borroso: los sonidos del bebé del vecino llorando, el gallo… una paranoia interesante.

-¿Ese es un buen ambiente para escribir?

Sí que lo es, me hace estar muy presente. Trato de no re-leer demasiado porque mi crítico interior me diría que todo es una mierda (risas). Pero todo lo que estoy haciendo de momento es experimental.

– ¿Has podido conocer ya a alguien de la zona y compartir tu trabajo?

Sí, en el festival MAM (Mujeres Artistas Murcianas, el festival que se celebró el pasado mayo en La Postiza). Ese día La Postiza se llenó de gente muy interesante, mujeres geniales y feministas, y pude estar en contacto con las organizadoras. Leí unos poemas acompañada de Lelé Terol a la guitarra. Fue algo nuevo, una invitación a cambiar de registro: a veces parecía que cantaba y otras tenía que volver a mi “voz de leer”. Fue algo super mágico para mi. También leí unas líneas en español porque no todos entendían el ingles, pero al final no importa, porque no todo tenía que tener sentido.

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Danielle LaFrance junto a Lelé Terol en el festival MAM. Foto de Sandra Antolinos.

-Hablemos de algunos de los temas comunes en tu trabajo, por ejemplo, las mujeres. Tú te has formado en “Women Studies” y toda tu obra tiene esa visión de género, principalmente feminista. Aunque siempre es difícil situar un punto en el tiempo, ¿cuándo te diste cuenta que el feminismo era algo central para tu trabajo?

Pensándolo así, esto no es como en política, donde tu posición siempre explota con un suceso concreto. En mis primeros años de carrera, recuerdo que mi profesora de Sociología hizo una analogía: “Una vez que abráis los ojos, ya nunca más volveréis a dormiros”. Así que fue seguro a través de esas tareas feministas, bien arraigadas en el día a día, que fui capaz de encontrar mi propio lugar en el mundo. Mi discurso viró al feminismo interseccional, que también miraba a la clase, el género y la raza.

-¿Y quedaste satisfecha con aquello, en la Universidad?

No, nunca, porque todo se quedaba en el aula, en el libro, y yo necesitaba ser más activista. Solo estoy satisfecha si puedo hacer algo de verdad.

-Si la educación formal no funciona, quizás evolucionar  solo esté en nuestra mano. Pero, ¿cómo se hace eso?

Conectando con otros. Definitivamente yo lo hice relacionándome con otros, con otras mujeres con las que me identificaba. Ese proyecto colectivo, por ejemplo, About a Bicycle”, que terminamos el año pasado. Se podía extender de por vida, podías ir añadiendo experiencias, pero tienes la limitación del patriarcado muy interiorizada. Que trabajes con un grupo exclusivo de mujeres no quiere decir que no se reproduzcan los roles patriarcales. Fue un proyecto muy importante para nosotras, pero también se vio cómo esos roles se manifestaron en nuestras dinámicas de grupo.

-¿Cómo disteis con esas mujeres?

Invité a artistas y activistas, empezamos a hacer lecturas semanales en casas, a elaborar tareas juntas… Al final creamos estos diarios, una revista con colaboraciones, e hicimos un evento que interesó a mucha gente.

-¿Qué tenían esos temas en común?

Trataban de problemas corrientes. En las primeras sesiones hablábamos de conocimientos alternativos, como el trabajo invisible de las mujeres, la explotación… En el siguiente nos centramos en el capitalismo y sus raíces en la violencia sexual, de género, racial. En el último, sobre la “pareja” como forma de relación. Cada vez que nos juntábamos nos emocionábamos y alguna saltaba, “¡quiero saber más de esto!”. Me da cierta nostalgia recordarlo, aunque también fue difícil.

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Foto de Jessa Carter de la web de LaFrance.

-A finales del pasado año publicaste tu útlimo libro, Friendly+Fire, y no es exactamente fácil de resumir. ¿Nos ayudas?

Está parcialmente basado en hechos reales. Hay un personaje, “H.S.”, que son las iniciales del nombre de un soldado y también se puede leer como una palabra (haciendo un juego de palabras que suena como “HIS”: ÉL). El libro aborda un caso real de “fuego amigo”, un soldado, H.S., que confundió a tropas propias con el enemigo y lanzó una bomba sobre ellos. Es la excusa a través de la que luego diserto con el lenguaje militar. Nuestra vida diaria también está basada en ese lenguaje, como si estuviéramos en una “guerra total”.

-¿Te refieres a conflictos internos o externos?

Los dos. Hay conflictos entre camaradas, entre empleado y jefe, luchas interiores… Hay momentos en el libro en el que el “yo” se identifica con H.S. y todo se relaciona: es masivo y caótico. Sobre todo cuando tratas de cambiar el sistema en el que estás, cuando lo haces de una posición feminista y radical. Todo lo que haces te vuelve “sospechosa”.

-El tema de la amistad está muy presente en el libro. Pero mientras vivimos un “revival” de los temas de amistades femeninas, decidiste centrarte en la amistad masculina, en la hermandad. ¿Por qué?

El lenguaje de Friendly+Fire es de fraternidad. La teoría que conocemos sobre la amistad es históricamente falocéntrica, siempre sobre relaciones de hermandad. Yo quería “pervertir” ese discurso. En las primeras páginas se habla de sororidad, de amor de hermanas, y por momentos esa visión se vuelve falocéntrica. También hay hombres hablando de amistad y escribiendo sobre cómo las mujeres pueden ser amigas.

-¿Algún hombre te ha dicho algo acerca de esa manera de retratar la amistad masculina, o no han habido quejas?

Nadie me ha dicho nada hasta ahora.

-Eso es porque lo has hecho bien.

O porque están demasiado asustados para preguntar (risas). Mi interpretación de la amistad masculina es… sigo usando la palabra “pervertida”. Es una cuestión de pervertir todo lo que quieras que sea subversivo.

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Foto de la web de LaFrance. Tomada por Patrick Morrison y editada por Anahita Jamali Rad (2016).

-Es curioso cómo, a pesar de que haces una crítica muy fundada de todos esos temas, eliges la poesía y no el ensayo como tu principal registro. No es común.

Escribo ensayo, pero ese formato puede conmigo. Se me va la cabeza escribiendo ensayo, es como una obsesión, porque quiero hacerlo bien.

-Y estamos forzadas a hacerlo de manera académica.

Sí, como si te “domesticaran” de alguna forma. Volví a mis studios para “enfrentarme al ensayo”. ¡Mi bestia personal! Quizás es algo diagnosticable. Mi lucha con el ensayo es una lucha con la vida, una lucha contigo misma.

-Dijiste en tu blog que para ti escribir es tan placentero como doloroso. ¿Te refieres al proceso o al resultado?

Al proceso. Me encanta el proceso de escribir poesía, pero cuando se termina (aunque sepas que nunca se termina) es como cuando lees un buen libro, hay un periodo de duelo porque se acaba. Estoy trabajando en un nuevo libro, “Just like I like it” que refleja momentos de La Ilíada (otra vez la Guerra entre hombres pero con otro contexto) y ahí escribo lo que quiero, sin límites…

-Pero tienes que parar en algún momento.

Sí, pero no quiero ponerme esos límites cuando trabajo. Sé cuando parar.

 -¿Es por eso que creaste el blog The Asshole Companion, para dejar fluir todo eso?

¡Oh, el blog! Lo empecé en la facultad. Un amigo poeta, Jeff, recuerdo que le mandé algo en lo que estaba trabajando ahí, y me respondió diciendo: “no es tan potente como otros trabajos”, y fue como, “¡mierda!” (risas) Bueno, es un blog, se supone que es un desastre, nada formal, pero me dije, “¿Sí? Pues voy a hacerlo mejor”.

-También describes tu trabajo en tu web como “comprometido y no comprometido”.

Creo que a veces pongo cosas en mi página para liberarme de la presión. Yo me siento comprometida al 100%. Demasiado, incluso. Y no solo en lo que escribo, también en poner mi cuerpo en peligro si hace falta.

-Y ahora, ¿en qué andas metida?

Es interesante. Cuando salió “Species Branding” yo ya estaba trabajando en “Friendly+Fire”. Y ahora que este se ha publicado ya estoy con un libro nuevo. Creo que es como si necesitara llenar el vacío que me provoca un proyecto acabado.

– ¿Es ese “Just like I like it”? ¿Guarda alguna relación con tus otros trabajos?

Species Branding” y “Friendly+Fire” estaban conectados, uno era espejo del otro. Pero en “Just like I like it” hay un “eso”, como un personaje propio. Ese “eso” es la relación parasitaria entre patriarcado y capitalismo, cómo tenemos todo eso tan internalizado que, aún en contra de nuestras ideas, estamos a su merced. El libro tiene que ver con mi residencia aquí en La Postiza, “Endless Obsession”: la diferencia entre enamoramiento, obsesión, adicción, como una forma de sacarlo. Ese “eso” es la mierda que no me gusta. El patriarcado cuando intenta salir de ti. En fin, se lo enviaré a Jeff a ver qué pasa (risas). Hay que ir a por ello.

-Eso es lo que hacen los escritores. Pero tú también eres bibliotecaria.

Sí, trabajo como bibliotecaria en una biblioteca pública de Vancouver.

-¡Qué poético!

¿Sí? Bueno, yo creo en la emancipación del trabajo. Siempre bromeo con mi compañera, porque cada vez que veo que estoy disfrutando en el trabajo, ¡cojo el volumen de “El Capital” de Marx que tengo en mi escritorio y lo leo para recordarme que me están explotando! (risas)

– Pero a pesar de tener tu centro de operaciones en Vancouver, relatas en tu biografía tu relación con los territorios indígenas Musqueam, Skxwú7mesh, Úxwumixw, Stó:lo, y Tsleil-Waututh (territorios aborígenes que no reconocen el poder central de Canadá ni de la Corona Británica y continúan bajo soberanía indígena).

Lo menciono para recordarme a mi y a otra gente el problema del genocidio y la violencia. A los canadienses nos perciben desde fuera como gente benevolente, no-americana y buena… pero lo cierto es que acabamos de celebrar 150 años de violencia colonial.

-La gira de tu libro te llevará este verano por Canadá y también Nueva York o Filadelfia. ¿Otros planes en un futuro próximo? ¿Quizás volver a colaborar con músicos?

¡Me encantó esa colaboración con Lelé! Lo haría otra vez, desde luego, también hicimos algo parecido en Tijuana, en el  “Poetry-translation Exchange”. Este verano comenzaremos un grupo de lectura nuevo, seguramente alrededor del texto de Avital Ronell, “Stupidity”. Y por lo demás… estoy segura que pasará lo que tenga que pasar.

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Danielle LaFrance.

Entrevista realizada en la Postiza en mayo de 2017.