¿Por qué ahora todo el mundo quiere ser Lucia Berlin? ¿Por qué es un libro “que me tengo que leer”? Eso es lo que me preguntaba antes de leer Manual para mujeres de la limpieza (Alfaguara, 2016). Para mí resulta bastante tedioso que, en el siglo XXI, aún se sigan encasillando libros exclusivamente para cierto tipo de público, llenándolos de etiquetas que no siempre resultan muy acertadas. Tengo que decir que mi actitud reacia a leer un best Seller hizo que diera las mismas vueltas que un colegial ante los deberes a la hora de empezar a leerlo. ¡Y es que el título no me hacía la cosa más atractiva! Probablemente lo escogieran por una cuestión publicitaría, en mi caso solo sentí repelús.
Nuestra nueva mejor amiga se llama Lucia Berlin (Alaska, 1936, Los Ángeles, 2004). Una Liz Taylor con alma de Bukowski que ha conseguido con 43 relatos biográficos contarnos su vida de la forma más caótica posible. Los cuentos aparecen sin orden cronológico, ni por personajes, temática… por ello simplemente puedes abrir el libro por donde quieras y leer. Nuestra amante del whisky y el Almax nos va contando anécdotas de lo mas variopintas de diferentes momentos de su vida, llegando a hacernos creer, como buena gata, que son siete vidas las que vivió.
El ser hija de un ingeniero de minas, la convirtió en una nómada. Aunque nació en Alaska vivió en muchos sitios: Idaho, Kentucky, Montana, El Paso… Fue en Santiago de Chile donde aprendió español, hecho que muchos señalan como la causa de la vivacidad de su prosa.
¿Pero de verdad fuiste mujer de la limpieza, enfermera de urgencias, profesora, recepcionista y telefonista de hospital? ¿Realmente odiabas a tu madre y querías al whisky más que a tus hijos? Como no podía ser de otra forma, nuestra famme fatale tuvo tres maridos y cuatro hijos, llevándola sus excesos a morir de un cáncer de pulmón. Pasó sus últimos años viviendo en el garaje de uno de sus hijos, una última parada tras años de deambular con una caravana por distintos lugares de Los Ángeles.
La fascinación por la obra de Lucia viene por su riqueza narrativa, enmascarada en una vida caótica sin orden ni concierto. Un libro perfectamente adaptado a la vida ajetreada de estos tiempos donde, en muchas ocasiones, leemos de forma intermitente y perdemos el hilo… Las historias son cortas, fáciles de leer e independientes. Un libro de mesilla al alcance de cualquiera.
¿Por qué tiene que ser un libro para mujeres? Aún no he encontrado la respuesta. Lo único que se me ocurre… ¿porque la protagonista es mujer? Pero… ¿cuántos libros hemos leído cuyo protagonista es un hombre y nunca nadie los ha encasillado como “libros para hombres”? Seguimos en una sociedad rancia donde el mestizaje asusta y los relatos de una mujer alcohólica solo son “cosas de mujeres”.
¿Qué es lo que hace que se considere el libro imprescindible de cualquier mujer mayor de 30 años? Me resulta curioso que otros libros publicados por editoriales igual de prestigiosas, y con tonos realmente feministas, no hayan conseguido el éxito de éste y sea precisamente Manual para mujeres de la limpieza el que se lleve todas las alabanzas.
Nos encontramos ante otra obra de éxito póstumo. Puede que eso también haya sido un plus para su popularidad. Una autora viva, con traje de chaqueta, que va a las firmas de libros… parece que eso no es tan transgresor. Siempre nos queda el imaginario de lo que pudo haber sido y no fue. Pero aun hay muchos relatos sin publicar; seguramente habrá segunda entrega, eso no lo dudo. Espero que lo que venga no sea la adaptación cinematográfica; se me caen las córneas solo de pensarlo.
Por María Velvet