A medio camino entre la Marla Singer de El club de la lucha y la pequeña Mathilda de León Lucía Petrelli se abre paso en las infernales calles murcianas. Infernales por el calor y el catetismo, ese que da sudores cuando intentas explicar una idea nueva a un extraño que te responde con ojos en blanco ante la intención de dedicarte a lo que te apasiona y en lo que crees. Pero a Petrelli no se le puede ganar en una batalla de miradas desafiantes: quien esté pendiente de la nueva ola de talentos murcianos posiblemente se haya encontrado con los ojos de esta chica que hace las veces de modelo amateur con más magnetismo y carisma que muchas de las enrevesadas tops de agencia. Ella es su propia marca: joven, macarra, auténtica. Malditas nuevas generaciones, cargadas de talento y ganas: os necesitamos.
Foto de María Caparrós
Petrelli (1991, Rosell, Cartagena) estudiante de Filología Hispánica y patronaje, amante de la comida vegana, la fotografía, el teatro y enemiga número uno de Amancio Ortega. Diminuta, adorable, con serios problemas de controlar su tendencia a pintar y recortar su cabello en épocas de crisis, es una pequeña antisistema. Y es que en su búsqueda de una alternativa a una sociedad consumista y descorazonadora, Petrelli creó Nakamura. En Japón unos cuantos comparten este apellido: el primer futbolista profesional de Japón en anotar en la UEFA, un luchador de Wrestling o es un joven campeón de ajedrez pero nuestra Nakamura es la firma de ropa de Petrelli, que también es diferente en su especie. «Nakamura surgió después del colapso de Rana Plaza de Bangladesh en 2013, donde murieron más de mil personas que estaban sometidas a condiciones infrahumanas, cosiendo para marcas que solía consumir. Empecé a buscar ropa en otro tipo de comercios, pero me era casi imposible encontrar algo que no fuera «Made in China» y que me pudiera permitir con mi presupuesto de estudiante, así que me apunté a clases de patronaje y a darle vueltas a todo tipo de ideas hasta que creé Nakamura, una marca de ropa vintage. Pretendo ofrecer una alternativa ética y económica a multinacionales como Inditex, con el fin de acabar con las prácticas de explotación en países subdesarollados. De momento yo soy Nakamura, aunque en un futuro me gustaría contar con más gente.«
La idea que brillaba en su mente cual neón de El Congreso (el bar, claro) estaba clara: tenía que existir una alternativa. «Nakamura promueve el reciclaje de ropa, el consumo sostenible y el veganismo. Quiero desbancar la idea de moda como algo perecedero, recuperando y restaurando prendas de otras épocas.» Petrelli ha querido infundir en su marca un estilo de vida, las creencias que tiene como propias y una estética que la caracteriza, esa mezcla entre una joven Courtney Love de saltos de cama y Dr. Martens y una Debbie Harry en shorts y bambas dispuesta a saltar desde el escenario, siempre dándole una patada en la cara del capitalismo fashion más feroz. Si sus pilares son el veganismo y el consumo sostenible, ella predica con el ejemplo.
Foto de Paolo Charlón
A la hora de elaborar sus colecciones utiliza el ingenio para darle una doble vida a aquella ropa que ya parecía perdida. «Escojo prendas vintage que pasan por diferentes estilos y épocas, desde el grunge al naif. Además, ofrezco una serie de prendas enfocadas a un público unisex, desde hawaianas a cazadoras o shorts.» Hay faldas fluorescentes noventeras, monos pin-up, camisas de «leñador y marinero», hasta vestidos de Nochevieja templarios. Sus diseños son distintos, y su comunicación también. Olvídate de los mensajes «divinos» de las egobloggers. Aquí todo suena así: «Falda ‘HEY, CHICOS, VAMOS A ESCUCHAR SURF ROCK EN LA BAHÍA DE MAZARRÓN'», «Nueva colección de verano para petarlo en chiringuitos intentando disimular dos mojitos de más», «Nuevas Wasabi Glasses, perfectas para salir del armario con unos padres conservadores o ir a un festival de resaca sin saber bien por qué» son los pies de foto de sus prendas. Aquí hablamos de algo muy serio, pero con sentido del humor, joder.
Petrelli sería lo que llamamos una joven emprendedora, eso que llena tanto la boca y que hasta a Rajoyer se le hace hormigonera cuando lo tiene que soltar en el Foro Europeo, central nacional del Ranciofact, e incluso a finales de este mes de mayo el Programa Yuzz de Jóvenes Emprendedores de la Universidad de Murcia reconoció su trabajo. Pero ella se aplica una táctica más do it yourself: hay que empezar jugando en casa. «Murcia puede ser un sitio difícil para empezar nuevos proyectos, pero yo he tenido mucho apoyo. En poco tiempo he participado en bastantes eventos, especialmente en mercadillos. La mayoría de veces colaboro con El Carril de Las Palmeras, que, aunque pudiera parecer que es mi competencia más directa, es una marca con la que me complemento muy bien. De hecho, la semana pasada abrimos The Bohemian Market en la Plaza Bohemia de La Manga, una tienda que agrupa a cinco marcas: El Carril de las Palmeras, Espartéame, Bazar Bizarro, Frenchy y Nakamura. Dentro de poco lanzaremos una convocatoria para que otras marcas puedan hacer muestras o showrooms. Creemos que es mejor tener un espíritu colaborativo que uno individualista.» Todos ellos son nuevos y pequeños negocios emergentes de las mentes inquietas de suicidas empresarios autónomos: tiendas de ropa vintage y discos, la recuperación del esparto para productos de diseño y decoración, objetos de serie B y coleccionista, complementos hand-made en familia, y Nakamura, encajando perfectamente en este perfil fresco y divertido que demuestra que otro tipo de consumo es posible.
Con todo en marcha, solo queda trabajar, y resulta que Petrelli tiene más planes este verano que rellenar unas Vacaciones Santillana. «El día 22 de junio pondremos un mercadillo en Primates Party, una fiesta benéfica para ayudar a la Asociación de primates abandonados Rainfer que se celebrará en El Jardín de los Dragones. Tres días más tarde, el 25, inauguramos en La Manga The Bohemian Market, donde habrá sangría y tapas veganas para quien quiera asistir. Además, de cara al año que viene, estoy desarrollando una página web y una colección de faldas. También me planteo crear un nuevo espacio para vender mi ropa, además de seguir vendiéndola en El Carril de las Palmeras.» Quedaos con su cara y su lisérgica mirada, pero también con su firme determinación de hacer del mundo un lugar mejor, algo pequeño que termina volándolo todo por los aires desde dentro. La modelo que trabaja con algunas de nuestras fotógrafas favoritas de Murcia sabe lo que lleva encima. ¿Dispuestx a cambiar las cosas?
Iman Dris Fotografía para Vogue Italia.
La petite Lae
Maria Capastrobist
*Todas las fotos de la página de Nakamura y Lucía Petrelli.