Nuestro flechazo con Aïda Gómez comienza como las historias de amor de verdad: en el wc de un bar. Y algo nos dice que sería imposible haber contactado con Gómez en la mesa de camilla de su casa. Hablamos una artista urbana que ha hecho de la calle su lugar de creación, sin importarle sortear bolardos en Malasaña o enfrentarse al frío gélido de Kreuzberg. Esta es una entrevista flash como un romance de one-night stand, porque conocerla fue entrevistarla. Queríamos que fuera una de las nuestras, y joder que Gómez lo es.

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«A very Merry Unbirthday to you!» Berlin, 2016

Aïda Gómez (Madrid, 1986) comienza su andadura en el arte urbano como un proceso natural, cuando se le quedan pequeños los preceptos de la carrera de Bellas Artes. Tenían al enemigo en casa y ¡vaya! eran ellos. «Cuando vivía en Madrid, formaba parte de un colectivo que se llamaba La Pluma Eléctri*k, fabricábamos libros y teníamos un proyecto muy divertido: la “Unexpected Gallery”. Básicamente era una galería en la habitación de nuestro compañero de piso, que solo abría sus puertas cuando decidía irse de viaje. Por eso elegíamos compañeros de piso muy viajeros, y cuando se iban, invitábamos a otros artistas a exponer, vaciábamos la habitación y enviábamos una newsletter. Antes de que volviese nuestro compañero de piso de su viaje, devolvíamos todo a su sitio y ninguno de nuestros compañeros de piso sospecho nunca nada.» ¡Quinquis del arte, qué más queréis! La falta no son los recursos, sino la imaginación, y a Gómez parecían no agotársele las ideas. «Nuestra casa-estudio se nos empezaba a quedar pequeña y comenzamos a hacer intervenciones urbanas como Spider Tag, que eran telarañas geométricas hechas con lana en la calle.»

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Aïda Gómez

A partir de ahí empiezan las primeras obras urbanas, que han desembocado en lo que hoy sus reseñas denominan como acercamiento «no-intervencionista». «Me gusta hacer acciones urbanas que sean fáciles de quitar, en el caso de que a alguien les moleste, esto también me permite poder salir a la calle a trabajar a cualquier hora del día, y que se me acerque gente mientras trabajo y poder hablar con ellos. Creo que la ciudad nos pertenece a todos los que habitamos en ella, yo solo hago uso de este derecho.» Son obras como Home Is Where Your Heart Is, modelos de punto de cruz sobre vallas, o The Joy is Here, una masiva sopa de letras en concepto de juego urbano que se inspira en el Blue Monday como día perfecto para encontrar la felicidad.

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Home Is Where Your Heart Is

Y es que en el juego está la respuesta. «A mi me gusta mucho jugar, así que eso creo que siempre está presente, muchos de mis trabajos son juegos con los que intento romper la rutina de los transeúntes, hacerles pensar y recuperar el espacio urbano.» Lo vemos en el tetris del U-Bahn Mind the gap, sus pegatinas Reality (¡escríbele para conseguir una!) o el grafiti Pasatiempoenlacalle, basado en el mítico juego de unir puntos.

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Mind the gap, Berlin 2015

Madrid, y ahora Berlín, donde reside actualmente, son sus campos de batalla. «La primera vez que vine de turista a Berlín, sentí que quería vivir aquí, fue un flechazo«. Llegaría entonces el Erasmus, estudiar en la  Kunsthochschule Weißensee, los amigos, la pareja, y una ciudad perfecta para estimular la creación. «En ambas ciudades hay muchos artistas a los que admiro. Hay mucha calidad y gente trabajando porque el arte urbano tenga visibilidad y representación dentro del mundo del Arte, aunque creo que en Berlín las piezas duran más en la calle, la ciudad invierte menos dinero en limpieza.»

«Fantastic Cities», CityLeaks 2015.

Sus obras son producto de una emoción por lo pequeño y el trabajo concienzudo. Por eso encontramos en su presentación que se definde como «street worker», más que artista. «Me emociona cuando alguien me cuenta lo que le ha provocado encontrarse con una pieza mía por casualidad. Sobre todo cuando viene de personas que no están interesadas en el mundo del arte, ni les gusta ir a museos. Por otro lado, me cabrea mucho que te copien una idea así por la cara, sucede muy a menudo en el mundo de la publicidad, pero también entre artistas.» Ella misma trabaja en Berlín como conductora en los tours de arte urbano de la ciudad, empapándose todos los días de la inspiración de otros compañeros que también son parte de sus influencias. «Spy, Dos Jotas, Luz Interruptus, Adine, Hyuro, Escif, Various & Gould, TOY, Berlin Kidz, Vermibus… la lista es infinita

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«You are never too old to play wiht leaves» Berlin, 2016

Pero Gómez no solo interviene en arte urbano. El fanzine es un medio de expresión tan válido como las calles para expresar formas artísticas alternativas, y prueba de ello es su sello de autoedición gráfica y musical El Susto. Gómez y otro elenco de artistas editan en formato papel de forma irregular y organizan conciertos en la ciudad de Berlín.  «Nos da total libertad. Somos gente que viene de diferentes mundos, trabajamos en torno una idea principal y todos colaboramos e invitamos a gente. El resultado es muy enriquecedor. Ahora mismo estamos preparando un nuevo número, de salida inminente que se llamará “Shit Happens”«. Gracias a El Susto han descubierto a artistas de diferente pelaje. «Stephen Paul Taylor y Catnapp la han liado mucho en nuestras fiestas. Ahora en Marzo vienen The Black Lennons a tocar, y por supuesto los colaboradores usuales: Raposo, Usted, Agentes de Orden, OkiDoki y Javier Krawietz.«

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«Epilation Compilation» de El Susto.

Y por si fuera poco, Aïda Gómez también pone su firma en el mundo del videoclip. «Me gusta darle una vuelta a la idea principal de la canción elaborando asociaciones paralelas. Quiero que mis videoclips ilustren bien el tema de la canción, pero con varias capas extra que hablen sobre los temas que nos interesan a el artista con el que trabajo y a mi«. Ese ambiente vas a encontrar, por ejemplo, en «Street art Symphony» (Viejo, 2014) o «Philae» (El Mundo persistente, 2017) de RAPOSO, inspirado en un amor interestelar.

Aïda Gómez es algo así como «talento exportado», que dirían nuestros políticos, y ya nos duele no tenerla en las filas nacionales. Pero el orgullo traspasa fronteras y pone alto el listón a las artistas urbanas, cuyo trabajo tan decisivo como el de sus colegas . «Conozco un montón de chicas que hacen un trabajo magnífico. No creo que haya discriminación en este mundo. Aparte, muchos artistas trabajan bajo pseudónimo y esto hace que el el género del artista sea una incógnita«. Nos imaginamos a Gómez lanzándonos la entrevista sobre la bocina como el último día que Homer tuvo que entregar la declaración de la renta porque la pillamos a punto de zarpar en busca de nuevas aventuras y nuevos proyectos. «Acabo de terminar una acción urbana titulada “Love is Freedom” que atenta contra la idea romántica de colgar un candado en un puente para jurar amor eterno. Y ahora mismo estoy terminando de cerrar la maleta para la India, participamos el el Festival Internacional BIFF de Patna con la película “Street Art Symphony” dirigida por Fernando Epelde. Y a la vuelta, ¡más acciones urbanas!«.  Sin duda, uno de nuestros descubrimientos en el arte urbano que nos hacen amar más las ciudades que habitamos si aprendemos a mirar con atención lo que nos rodea. ¡Y jugar, siempre jugar!

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«Love is freedom», Berlin, 2017

*Todas las fotos son obras de la página de Aïda Gómez.