“Tengo más testosterona en el pie derecho que la que recorre el cuerpo de la mayoría de los hombres. No tienes que nacer con huevos para tener huevos. Los cojones te pueden colgar entre las piernas pero también puedes demostrar que los tienes con tu actitud”. Así de rotunda se muestra Tracey Emin en su autobiografía Strangeland, publicada en castellano por la editorial Alpha Decay.
Emin, la miembro mas polémica del clan de los Young British Artists, nos habla sin pelos en la lengua en unas memorias cargadas de vivencias desgarradoras.
Hija de un hogar desestructurado, madre inglesa y padre turco. Vivió su infancia en Margate, junto a su hermano y su madre, compartiendo un hotelucho con okupas. “Yo era una niña con un camisón de rayas rosas y blancas que bailaba alrededor de una radio con los tres Reyes Magos”.
La pérdida de la inocencia, una sexualidad precoz con su hermano mellizo y la violación que sufrió con 13 años, le sirvieron para tomar conciencia de su vertiente física y conocer la cara b de la vida. Trabajó en un sex shop. Promiscuidad y alcohol como tónica diaria, dos abortos. “De noche sueño con manos, con manitas, que se me clavan en las palmas. Me aparto de la almohada, tosiendo. El corazón me late desbocado. La culpa es asfixiante”.
Tracey Emin | © Johnnie Shand Kydd (1990)
Tracey, otro claro ejemplo de girl gonna be hate or love. Saltó a la fama con My Bed (1998), lo que sería la cama mas famosa del arte contemporáneo. Surgió como respuesta a una época sórdida entre amantes, alcohol, depresión y drogas. Una cama desecha rodeada de condones usados, botellas vacías de vodka, paquetes de cigarrillos, tests de embarazos, compresas… un testimonio de caos autodestructivo. En palabras de Emin: “El absoluto desastre y decadencia de mi vida”. Se puede visitar en la Tate Britain, en Londres.
My bed (1998)
Otra de sus obras más reconocidas es Everyone I Have Ever Slept With 1963-95; una tienda de campaña que simboliza una matriz. Llena con todos los nombres de las personas con las que ha dormido, ya sean amantes o amados, su mellizo, sus dos embarazos perdidos… Para Emin, “el arte es como un amante cuyo amor en sí nunca ha bastado”.
Everyone I Have Ever Slept With 1963-95
Pero la Tracey de hoy nada tiene que ver con la melancólica del pasado. Cómo se puede ver en sus últimos trabajos, frases íntimas con luces de neón, donde pretende llamar la atención de los sentimientos básicos del ser humano. Una artista que ya ha encontrado su identidad y la revela de una forma mas lírica.
«I know, I know, I know» (2007)
Con Strangerland, Tracey se vuelve a desnudar de la misma forma que lo hace con el arte: “ Aquí estoy: una bella mujer loca, jodida, anoréxica, alcohólica y sin hijos”. Una obra directa y clara, para leer en cualquier momento.
Tracey Emin en 2014
María Velvet