«Born to Boggie», rezaba la camiseta con la que Nikki Hill saltó al escenario el calurosísimo Cazorla Blues de 2015. Teníamos una seria resaca que superar y el bochorno infernal de la sierra de Jaén no nos lo ponía fácil. Sin embargo, llegó el monzón Hill y las brumas se disiparon: la cura era el rock’n’roll, y la cantante venía dispuesta a suministrarnos una buena dosis. Al final, con más de una hora de concierto apabullante, con el mejor soul, rock explosivo y reminiscencias de heavy metal perpetrados por una mujer que literalmente arrasó en las tablas de la plaza de toros, nos fuimos con la boca abierta a casa preguntándonos los unos a los otros: ¿qué coño ha pasado aquí? Necesitamos a Nikki Hill en nuestra vida SIEMPRE.

Eran aquellos los primeros pasos del Heavy Hearts, Hard Fistssu último disco publicado en 2015 que la ha copado a lo más alto a base de currárselo on stage. Para aquellos que opinaban que solo era una artista a rebufo de la Winehouse o Imelda May, el LP decidió la consagración de quien siempre apostó por el lado más salvaje que sus compañeras. Hablamos de canciones tan románticas como  «Nothin’ With You», dedicada a su marido y guitarrista, pero también el blues a quemarropa de  «(Let Me Tell You ‘Bout) LUV» o el demoledor «Struttin». Heavy Hearts, Hard Fists es su segundo disco de estudio pero parece que tiene a sus espaldas toda la historia del rythm’n’soul escrita a su puño y letra. Si ha conseguido esto en dos trabajos, qué le quedará por hacer.

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Hablamos de una chica de Carolina que hasta hace bien poco trabajaba de camarera, pero decir que es una recién llegada tampoco sería justo. Criada con el gospel de su Iglesia natal, Hill había creado una carta de presentación con el 7 pulgadas I’ve got a man (2012) donde se avistaban sus movimientos hacia una diva del soul diferente, y ya con su primer LP Here’s Nikki Hill (2013), declaración de intenciones desde el propio nombre del álbum, dio el puñetazo en la mesa. Influencias tan variadas e icónicas como el flow de las grandes damas del rhytm and blues como LaVern Baker, Etta James y Ruth Brown, así como algunos de sus cantantes favoritos como Otis Redding, Solomon Burke o Little Richard. Capaz de versionar el  “Whole lotta Rosie” de AC/DC y el “Sweet Little Rock And Roller” de Chuck Berry en el mismo show sin despeinar su poderoso afro, Hill sabe que si enciende la pólvora, todo va a explotar.

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Y eso es lo que esperamos este viernes en Murcia, parada de su tour español que va desde Bilbao hasta Sevilla o Granada (con los Limboos de teloneros, nada menos) y que esperamos no sufrir demasiado ¡sentadas! en el Auditorio Víctor Villegas. Nos queda la esperanza de saber que Nikki Hill nos pondrá en pie sea cual sea el escenario.

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