Hace ya unos días que volvía a resurgir el debate en torno a las obras de arte expoliadas por los terroristas del grupo Dáesh y Estado Islámico. Ya se conocía el mercado de arte ilegal en el que estas organizaciones encontraban su fuente de financiación principal con las llamadas «antigüedades de sangre» y tras la cual seguían Unesco e Interpol. Pero la polémica más reciente se cerraba  en torno a los propios gobiernos, que se veían «recomprando» a los terroristas sus propias obras de arte en pos de conservar su patrimonio cultural. ¿Cuán de importante es el patrimonio cultural de un país para llegar a estos extremos? Fuera del debate anterior del «qué vale y qué no», el patrimonio de un país lo es todo: refleja lo que fuimos y lo que somos, también lo que seremos. Y muchas veces su destrucción no llega solo de manos de terroristas, sino por la desidia de administradores y desinterés ciudadano. Si nos quedamos en el pueblo y miramos a nuestro alrededor, ¿qué nos encontramos?

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Efectos del terremoto de 2011 en el patrimonio lorquino.

Volvemos a Murcia y hay poco que decir. La región no es un adalid de la conservación cultural ni mucho menos, casi todo lo contrario: edificios históricos que caen a pedazos y que son reemplazados sin miramientos por otros nuevos, sin importar la barriada ni el entorno, con fachadas de moderno y gris metal entre otras del siglo XIX, monumentos «reparados» en su aspecto y heridos de muerte en su interior, ninguna promoción de espacios y obras más allá de aquellos que atraen a turistas, y así con un largo etcétera. Sin embargo, a pesar de esfuerzos institucionales que seguimos considerando insuficientes, también nos esperanza el surgimiento de nuevos grupos ciudadanos que han entendido la problemática y prefieren pasar a la acción en vez de andar quejándose porque se les cae la ciudad a pedazos: es el caso de la Asociación «Lorca por su patrimonio».

Lorca es la tercera ciudad más importante de la región, con casi 100.000 habitantes, conocida por su Semana Santa, su arquitectura barroca, su patrimonio heráldico y también, el terremoto que la desoló en 2011. Y es que esta catástrofe se cobró más que víctimas y graves daños económicos. En plena crisis la destrucción del terremoto se usó de excusa para desechar comercios, locales de ocio y también para volver la espalda a un patrimonio cultural que ya necesitaba ayuda y que cuyo arreglo fue solo maquillaje. En estas circunstancias, con el recuerdo de la gran Lorca que pudo ser, nace la asociación «Lorca por su patrimonio cultural» de mano de nueve jóvenes comandados por su presidenta, Cristina Gómez. Los chicos, con estudios superiores y curiosidad hacia esta parte de su historia, se forma por la inquietud vecinal hacia su futuro, y también como una forma de canalizar todo el descontento visto en la calle y en las redes sociales. Cristina y sus compañeros se ponen enseguida manos a la obra para conseguir unos resultados reales. «Los objetivos tienen que ver con el carácter de la asociación, ya que se trata de una asociación abierta a la sociedad y plural, donde lo importante es querer disfrutar y conocer el patrimonio, independientemente de si se es o no una persona iniciada en el tema (de hecho tienen cabida ambos tipos). Además, nuestras actuaciones están encaminadas exclusivamente al bien común, para lo que el patrimonio es fundamental. Por ello, nuestros objetivos son en resumidas cuentas son el constituirnos como órgano de consulta ante actuaciones que afecten al patrimonio en el ámbito público y privado y realizar actuaciones de divulgación y sensibilización sobre el patrimonio mediante la realización de actividades diversas para así promover además el debate y la reflexión sobre políticas culturales, de conservación y puesta en valor del patrimonio a través del ocio y disfrute.» decía Gómez en una entrevista al periódico «La actualidad«.

Sobre todo, en «Lorca por su patrimonio cultural» quieren hacerse oír. Saben que hay problemas muy graves, el paro, la recesión… pero conservar la historia cultural es parte de la riqueza de una ciudad, no solo por su interés monumental sino también como foco turístico, base de una sana economía local. Gómez señala que en Lorca es posible si se quiere. «A día de hoy, el mayor atractivo de Lorca podría haber sido el patrimonio (aunque existen otros recursos como el geológico). (…) El patrimonio es una fuente de riqueza que bien gestionada se convierte en turismo cultural (del que derivan otros tipos), enriquece social y económicamente e incluso se convierte en motor económico de una localidad sin necesidad de tener una Alhambra o Sagrada Familia (…) Para que sea posible un turismo estable y no estacional hay que hacer cambios estructurales en la gestión, conservación, venta, análisis del ciclo de vida de un producto, diseño de nuevos, etc. No se trata de conservar solo la fachada de un edificio aislado sino de conservar un conjunto lógico y relacionado, de ofrecer variedad en el producto y analizar su vigencia, entre otras muchas actuaciones. Todo esto tiene como protagonista el patrimonio artístico.» (entrevista en la revista «El Lorquino«).

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Formar parte de esta asociación es muy sencillo: solo requiere amor por la cultura propia y ganas de aprender y de luchar. En su página podéis encontrar un formulario de afiliación y un sinfín de actividades con las que se siguen dando a conocer dentro y fuera de la ciudad: maratones fotográficos, exposiciones, presencia en redes sociales, además de la oportunidad de convertirse en mecenas por la causa. Actualmente preparan una interesante visita al Archivo Histórico Municipal, donde podrás nutrirte del conocimiento de algunos de los expertos de la asociación, en la que académicos (ya cuentan con destacadas figuras de la cultura lorquina entre sus socios) y no iniciados son más que bienvenidos. Porque la cultura es parte de nuestra historia, y todos somos responsables de cuidarla, damos la enhorabuena a esta pequeña organización que seguro hará mucho ruido en el futuro. Ya sabéis, «mucha gente pequeña, en sitios pequeños…».

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