El arte puede entenderse como algo efímero, un momento de emoción cuyo sentimiento reside precisamente en su inmediatez y posterior disolución. Puede estar colgada en las paredes, expuesta en una urna, y permanecer allí hasta que cambie de lugar. Pero una de las obras de arte que más nos fascinas es esa que no puede dejar de existir, que se queda para siempre, y para colmo en la propia piel. Aquí somos unas apasionadas del tatuaje y más cuando nos encontramos con artistas de la talla de Violeta Arús. La tatuadora afincada en Madrid es la tatuadora invitada estos próximos días (del 13 al 16 de junio) en La Guadalupe Tatto de Alcantarilla, Murcia -uno de los estudios más activos de la región también en formación-  y no podíamos perder la oportunidad de revisar su obra.

A Violeta Arús (Madrid, 1989) siempre le gustó dibujar. Empezó estudiando diseño de moda, fascinada con las formas geométricas y las proporciones. Sobre sus comienzos y el proceso de creación habla en esta entrevista para Zen, en la que recrea su primer tatuaje cuando un amigo vio en sus dibujos algo tan especial como para tatuárselo en la piel para siempre.

Arús da vida a sus dibujos entre una especie de ensoñación con lo infantil y una conexión con el firmamento casi zen, pero sin embargo, son obras llenas de contenido, lejos de una simple expresión naïf. Sus tatuajes describen delicadas figuras de finas líneas y trazo definido, siempre en negro, cerca el dotwork o puntillismo: gatos, astronautas, muchas mujeres (bailarinas, nadadoras, una pequeña Marina Abramovic, todas ellas poderosas) y una fantasía desbordante para crear una imaginería propia son los motivos que le han hecho un nombre en una comunidad dominada por el sector masculino. Nombrada como una de las mejores tatuadoras españolas por la revista Ink On Sky y galardonada con el DotWork Genius o el Original Themes en diseño, Arús juega en primera.

«No hace falta llegar a la perfección. Prefiero una imagen, un concepto, que tenga alma. Si es un cuerpo no necesito que la anatomía sea perfecta. Plasmar un pequeño fallo es tremendamente interesante para el ojo humano» decía Arús en Zen. Si estabas esperando a la persona perfecta para dejarte marcar de por vida, este es el momento.