Era invierno la primera vez que escuchamos el último disco de Tulsa. Conducíamos bien temprano camino del trabajo sorteando las brumas de la carretera de Cartagena y una extraña magia envolvió nuestro destartalado coche. La voz de Miren Iza, alma mater de Tulsa, se empezó a filtrar por las rendijas del altavoz y todo mutó de repente: el estresante Puerto de la Cadena se convirtió en un desfiladero asolado, la niebla matutina nos cambiaba de época, las letras de las canciones se nos agarraron al corazón como pequeños Gremlins trasnochadores con solo una escucha. Era el efecto de «La calma chicha», el nuevo álbum de Tulsa, que le ha dado el vuelco definitivo a la identidad de esta banda, ya desde su origen todo un respiro entre la mediocridad del pop nacional. Esta noche Iza y su banda actuarán en el Auditorio Víctor Villegas y podréis comprobar en directo si a vosotros también se os cambian las entrañas de sitio de la emoción.

Tulsa surgió por una canción de los Byrds, pero era el camino natural que Miren Iza (Hondarribia, 1979) debía tomar. Tras abandonar las Electrobikinis, banda riot grrrl de los 90 y de lo mejorcito del punk rock destartalado que se hacía en el país, Iza forma un nuevo grupo y se pasa a cantar al castellano, demostrando que uno de sus fuertes son los mensajes de sus letras. Tras «Tulsa» (2006) y «Solo me has rozado» (2007), es con «Espera la pálida» (2010) que los medios y el gran público por fin la colocan entre las grandes de su categoría. Sin embargo, en plena efervescencia Iza decide hacer un parón y mudarse a ejercer la psiquiatría a Estados Unidos, donde continuó tocando y ofreciendo pequeños conciertos, e incluso actuando en el SXSW. Parece idílico, pero Iza confiesa que fue una experiencia dura: Nueva York te pone a prueba cada minuto y de en esa lucha interior la cantante crea «La calma chicha» (2015) el álbum que la trae de vuelta a Madrid y Hondarribia para producirlo con su familia musical en un estudio casero. «Todo ha sido diferente y a la vez sin la existencia de los otros no lo habría hecho así. La decisión de grabarlo sin límite temporal y con la gente que lo grabé, Charlie Bautista y Carasueño ha sido clave. Ha sido el más libre y el más meticulosamente construido.» Son nueve canciones que se liberan del cepo de la «americana» y se tornan ensoñadores, dejando más espacio a los sintetizadores, las cajas de ritmos y las texturas electrónicas, y sobre todo, a una voz que da un paso al frente y se hace protagonista de todo.

«La calma chicha» la ha llevado este año por escenarios de media España con un éxito absoluto, su «Gente común» (auténtico alegato al akelarre del inadaptado) ha sido elegido «Melocotonazo apadrinado» del año en Radio 3 e incluso ha compuesto la BSO de la  ha puesto música a Los exiliados románticos, la tercera película de Jonás Trueba que ganó el Premio a la Mejor Música en el pasado Festival de Cine de Málaga. Le preguntamos a Miren si ya se puede decir que «hacen cine». «Hacemos cine, me gusta eso. Si tuviera otro par de vidas escribiría una novela, como todo el mundo, y haría una película. De música, libros y películas vive el hombre». Además, el pasado 3 de diciembre participó con otros artistas en la iniciativa «Musicauciados», una idea que pretende dar visibilidad a diferentes problemáticas ayudando a ONGs y voluntarios, en esta edición, a ACNUR y su trabajo con los refugiados, destinando la recaudación de las entradas íntegramente a esa causa. «El papel de la música, como el de cualquier otra disciplina artística es hacer de conciencia. Si el hecho de hacer conciertos contra el olvido de los refugiados, recordando a la gente la dimensión moral ineludible de este tema, puede modular ciertas posturas que puedan aflorar en situaciones límite, deberíamos hacer conciertos de estos todos los meses. No debería quedar en un único acto simbólico.»

Miren Iza se pone así a la altura de los mejores nombres femeninos de la música nacional, todo un feudo de creatividad, intuición y rock’n’roll. «De mi entorno más cercano tengo a Christina Rosenvinge como faro y refugio. Me gusta mucho también Elsa de Alfonso y los prestigio, aunque no tengo el placer de conocerla.»

Nosotras, defensoras del trabajo colaborativo, no podemos evitar preguntarle por cómo se siente compartiendo sus ideas con otros artistas. «Me hace muy feliz trabajar con gente diversa, meterme en su casa, aunque sea una rato. La experiencia del cine con Jonás ha sido inesperada y un regalo increíble. Me encanta compartir canciones con Ricardo de Mcenroe. Y puestos a soñar me encantaría hacer algo con Dominique A, aunque tengo que perfeccionar mi francés.» Cualquier proyecto es válido si implica hacer algo diferente: si 2015 ha sido el despertar definitivo de Tulsa, 2016 va a consolidar a una banda y una frontgirl de estilo único que hace estallar el escenario en directo. Esta noche, brumosa, invernal, onírica, va a ser perfecta para zambullirse en la magia de «La calma chicha». 

*Gracias a Silbato Producciones y en especial a Víctor Martínez por hacer posible esta entrevista.