Ayer se falló el flamante nuevo premio Herralde, uno de los más prestigiosos de España y que respalda la editorial Anagrama. Marta Sanz se erigió con el primer y justo galardón con «Farándula» y hasta hubo finalista patrio incluido, el murciano Miguel Ángel Hernández con «Un instante de peligro».

Sanz  y Hernández.

«Farándula» ha sido reconocida como un soplo de aire fresco entre tanta impostura y buen rollo, el mismo que muchos aprovecharon en reivindicar cuando la crisis apretaba y los eslóganes de Mr. Wonderful se convirtieron en el nuevo chacra. Famoseo y posers, emprendedores de pacotilla y defensores del DIY con largas cifras en el banco que fueron y serán fauna absoluta de este país, mirados con lupa socarrona y la pluma afilada de Sanz.

Y es que Marta Sanz (Madrid, 1967) no es nueva en darle la vuelta al relato o personaje más típico y llevárselo a su terreno. Lo hizo con Black, black, black (2010) y Un buen detective no se casa jamás (2012) con el detective homosexual Arturo Zarco o en Daniela Astor y la caja negra (2013) donde las heroínas se basaban en las actrices de la Transición y el destape como Maria José Cantudo y Amparo Muñoz. Sanz no se le queda corta la poesía (Perra mentirosa / Hardcore, 2010), la edición (Libro de la mujer fatal, 2009), el ensayo (No tan incendiario, 2014) o la erótica (Lo que los hombres no saben… el sexo contado por las mujeres, 2002). Con este merecido premio que se añade a su palmarés Sanz se remarca como una de las mejores voces de su generación en este país.