Tiene nombre de marca de ropa teen y sonrisa de abuela tan entrañable como creepy. Harper Lee, la Salinger femenina, hacía años que no salía de su pueblo en Alabama y mucho menos concedía entrevistas. Su éxito con «Matar a un ruiseñor», una de las grandes novelas de la literatura norteamericana de todos los tiempos la recluyó en soledad para huir del apabullante mundo de la fama en el que nunca se encontró cómoda, a pesar de tener de escudero a un tal Truman Capote, de sobra conocido antisocial.
Lee nunca jugó bien ese papel. Criada en el pueblo de Monroeville, Alabama, la propia «Matar a un ruiseñor» es una mezcla de realidad y ficción, que toma muchos datos autobiográficos de la autora. La famosa novela cuenta la historia de Atticus Finch, un respetado hombre entre la comunidad que empieza a ganarse enemigos cuando defiende a un hombre negro acusado falsamente de violación en un ambiente sureño demasiado parecido a su pueblo natal. El libro terminaría por culminar en una estupenda película dirigida por Robert Mulligan y protagonizada por Gregory Peck, que consiguió tres Oscar en 1962.
Ahora, 50 años después, y entre una polémica por las presiones de su abogada por publicar ciertas o no, Lee presenta «Go set a Watchman», que supuestamente fue acabada en la misma época de «Matar a un ruiseñor» y sería una secuela de la misma. La novela se sitúa 20 años después que su predecesora, y relata la vida de Scout como mujer adulta, cuando vuelve a su lugar de origen a visitar a su padre, Finch.
La novela se publicará en julio de 2015 y la expectación está siendo máxima. Harper Lee, a sus 88 años, vuelve a lo más alto con una obra de la que esperemos, no solo se lucren los que busquen ser sus carroñeros. Una figura viva de las letras americanas que mejor describió una época y que, como muchos de los grandes, decidió alejarse para mirar con perspectiva.