El fontanero y el ama de casa. Una profesora que te pide que te quedes después de clase. Las primas del pueblo. ¿Se te ocurre algún cliché más para pasar el rato delante de una buena peli porno en estas noches de invierno gélido? A nosotras sí, pero la verdad es que ya nos aburren. Menos mal que tenemos a gente como Erika Lust, que hace ya tiempo que descubrió que también hay un mercado femenino consumidor de cine porno por contentar y que además, exige algo diferente.

Por ejemplo, valores. Sí, seguimos hablando de porno, pero todo no van a ser embestidas y mascarillas faciales de fluidos de veinte fuentes diferentes. Erika Lust (Estocolmo, 1977) es directora de cine erótico y abanderada de la llamada «pornografía feminista». Mostrar un universo distinto en este género, más acorde con el gusto de ciertas mujeres y sobre todo más respetuoso, es parte de su sello como creadora. Por supuesto, con sus pelis también te lo pasas teta. Como diría David-Chanante-Copperfield, ¿es que hay que elegir?

Lust estudió Ciencias Políticas y se especializó en Derechos Humanos y Feminismo. Su disertación estaba marcada por la obra de Linda Williams y se llamó «Hard Core: Power, Pleasure, and the Frenzy of the Visible». Al graduarse, se trasladaría a Barcelona y ftras trabajar en proyectos audiovisuales, fundaría su propia productora de cine porno Lust Films, en el que sigue trabajando de directora, guionista y productora.

Entre sus films destaca el primero, «Cinco historias para ellas» (2007), que le reportó diversos premios y le dio reconocimiento, además del «Barcelona Sex Project» (2008),  «Cabaret Desire» (2012), o la serie «X-Confessions» (2013-14), que forma parte del proyecto colectivo online xconfessions.com en el que cualquiera puede subir su idea/fantasía, de las que Lust extrae ideas para materializar en pantalla.

Con un estilo natural y una ideología férrea, Lust defiende a la mujer como eje de la historia y no solo como objeto, critica la industria del porno tradicional y propone más educación sexual en las escuelas españolas. Ha sido tachada de «feminazi» por Nacho Vidal y acusada de hacer «porno light» hasta por sectores femeninos, pero Lust no deja a nadie indiferente, y eso es porque ha descubierto otra forma de hacer las cosas. Cualquiera que quiera probar puede formar parte desde ya de la experiencia dejando su historia en su web. Vale repetir.