Buscando buenas piezas de caza con forma de libro, a veces encontramos autoras originales cuya extraña vida se refleja en una obra particular; otras veces, poseen un laureado palmarés o a veces una sola novela one-hit wonder que no soportó la presión de la prensa, tan ávida en encotrar el pelotazo de la temporada. De vez en cuando, quizás cuando se alinean un par de planetas y tenemos ganas de meternos en medio de un lío muy gordo en forma de libro, encontramos lo que Sofi Oksanen nos ofrece: una novela que es un caramelo envenenado: tan duro como el peor de los dramas y adictivo como una dulce droga.
Sofi Oksanen es natural de Finlandia, nació en 1977 y estudió literatura y arte dramático. Además de su juventud como elemento que llama la atención, podemos decir que es un personaje conocido en su país, no solo por su escritura sino por defender en público su bisexualidad y reconocer sus trastornos alimentarios. Por supuesto, un perfil así ya llama al morbo y el marketing, y las editoriales se frotan las manos: pero es que además, Oksanen está llamada a ser una de las grandes autoras nórdicas de su tiempo.
Con «Las vacas de Stalin» (2003) ya logró el premio Runeberg, y es con «Baby Jane» (2005) cuando logra su primer gran éxito sobre una historia de violencia entre lesbianas con trastornos de ansiedad. En 2010, ya convertida en figura de la escritura, publica «Purga«, que inicialmente era una obra de teatro y terminó como novela, con la que obtiene el Premio de Literatura del Consejo Nórdico, el Premio Femina de la literatura extranjera, el Mika Waltari, el Runeberg y el Premio Europeo a la mejor Novela del Año.
La novela relata la historia de dos mujeres, la anciana Aliide Truu, que vive en el campo, y que un día descubre a la joven Zara, que viene huyendo de un traficante de mujeres. Todo bajo el clima de una Estonia en guerra por su independencia, y que llamó la atención tanto como su fondo como su forma, una particular estructura de capítulos cortos que aportan ritmo y realismo a la acción. Una nueva narrativa con una técnica que nos recuerda que no todo está hecho, con un estilo emotivo pero durísimo, que pone sobre la mesa los caminos que es capaz de recorrer el ser humano por su supervivencia. Mujeres que son víctimas y verdugas de su sociedad pero también de su propia moral e instintos. Literatura con grandes iconos femeninos en la ficción, y también detrás de la pluma.