Dice Vila-Matas que es rídicula la idea de «si un cuento es divertido, entonces, obviamente, no puede ser serio. ¡Como si la comedia no dijera tanto sobre la vida como la tragedia!». Los cuentos y los relatos cortos y el arte del storytelling es una obra de orfebrería: crear una pequeña joya a veces es mucho más difícil que toda una novela de mastodónticas proporciones hecha para consumir en navidad.
Lydia Davis es la artista del relato corto. Reconocida cuentacuentos americana y traductora de obras francesas (a trabajado con textos de Flaubert o Foucault), ha pasado toda su vida rodeada de grandes nombres del arte: hija de Robert Gorham Davis y de Hope Hale Davis, estuvo casada con Paul Auster y posteriormente con Alan Cote. Natural de Massachussets, se ha dividido entre la traducción, el estudio filosófico y la crítica, pero es en su redacción de relatos cortos, sobre todo de humor lo que la ha llevado a lo más alto de la literatura reciente. The Thirteenth Woman and Other Stories (1976), Break It Down (1986) o Varieties of Disturbance (2007)o la recopilación de cuentos The Collected Stories of Lydia Davis (2009) son obras imprescindibles en la narrativa breve.
Ahora Alpha Decay reedita «El final de la historia«, de lanzamiento este otoño dentro de la colección «Héroes modernos». Davis relata la historia de amor de una traductora de mediana edad con un hombre mayor en una suerte de juego de memoria, utilizando de forma magistral las elipsis y los cambios de sentido.
Su ironía, calidez y humor universal ha llevado a Davis al lugar que merece, ganando múltiples galardones y creando lo que muchos críticos ya llaman en su honor, la «flash fiction». Un ejemplo de sus «Cuentos completos»: “Nos sentamos juntas mi digestión y yo. Leo un libro y ella trabaja con ahínco en el almuerzo que acabé hace un rato” . Simplicidad para lograr lo sublime.