Saleh (o Salé) es una ciudad de más de medio millón de habitantes que nació como extensión de su vecina Rabat, en Marruecos, pero que es un territorio propio por derecho. Tanto, que hasta tiene su festival de cine, y más especial si cabe, si se trata de uno temático orientado al cine hecho por directoras, realizadoras o artistas femeninas. Saleh es una zona pobre, donde las mujeres carecen de derechos (como en tantas otras partes, algunas no tan pobres) y que no son más que únicamente esposas o madres, pero por unos días alcanzan el reconocimiento que merecen siendo protagonistas simbólicas que un evento cinematográfico dedicado a la mujer, el FIFFS, Festival Internacional de cine de Mujeres.
Simone Bitton es una de las directoras que presentan película en el festival. Tras su largo «Mur» (2004) sobre el muro de Gaza, reestrena «Rachel«, basada en la figura de la activista americana Rachel Corrie, que murió aplastada por una motoniveladora mientras protestaba en territorios ocupado en 2003. A la realizadora francesa se le unen otras como el trabajo de Catherin Pointevin en la película de Saâd Chraïbi «Soif» o «A girl at my door«, mención especial, cinta a cargo de la surcoreana July Jung. De nivel internacional, también se ha mostrado el film español «La herida» o la francesa «Qui vive«con Adèle Exarchopoulos.
La importancia de estos eventos va más allá de un palmarés o una muestra: reconoce el papel de la mujer en la sociedad y el arte, pues como ya hemos dicho en más de una ocasión, el cine es reflejo de la vida. En el Festival de Cine Documental de Ámsterdam también hemos podido ver esta influencia: el premio Oxfam ha ido a parar a «Light fly, fly high«, sobre el sistema de castas indio y sus fatales consecuencias para las mujeres de aquel país. Aquí, relata la historia de una adolescente que quiere hacer carrera en el boxeo pero según sus palabras «las peleas más duras se libran fuera del ring». Sobre todo las que requieren cambiar la mente.