Foto portada: Núria Graham con su «Mujeres Punk», por Xavi Mercadé.
A ver, ratilla musical sabionda: juega con nosotras. ¿A cuántas mujeres punk puedes nombrar? ¿Cuántas eran compositoras, cuántas instrumentalistas? De todas ellas, ¿cuántas son españolas? Si te acabas de quedar con cara de lela, te entendemos: para quienes decimos amar el movimiento punk en todas sus representaciones artísticas, darnos cuenta de que no hemos dejado espacio en nuestro archivo mental para las mujeres que abrieron el camino es tan sorprendente como injustificable. Por suerte, la historia se reescribe cuando hay interés en volver a estudiar, a conocer y a difundir el trabajo de esas pioneras que lo cambiaron todo.
Este viene a ser el objetivo principal de Maritxu Alonso, investigadora feminista y alma máter de Uterzine, cuando se dispone a crear «Mujeres Punk: las pioneras de nuestra escena«, un archivo de biografías con las protagonistas punk del país en formato cuaderno de colorear con las atractivas ilustraciones de Helen Sotillo. Un libro imprescindible que emana pedagogía, justicia histórica y diversión donde se ha cuidado con mimo y coherencia la producción y distribución del mismo con plena filosofía DIY.
La selección de las artistas se ha hecho intentando encontrar una pluralidad de roles, lugares o fechas, pero sobre todo cuidando el contacto directo con ellas o sus familiares, a fin de ser lo más fieles a su testimonio oral. Lourdes Olangua Besga (OK Corral), Tere González (Desechables), Ángela Saura (OX POW), Pilar Bueno (IV Reich), Marieli Arróniz (Cikatriz en la matriz), Plum (La Xeta Pasote), Ana Curra (Parálisis Permanente), María García Verdú (Morticia y los Decrépitos), Coral Alonso (Aerolíneas Federales), Elena Oramas (Chute de Esperma), Gema Cotallo (Cruela de Vil), Alma Gómez (Cocadictos), Silvia Escario (Último Resorte), Mamen Rodrigo (Vulpes) y Yoli (Liposo+ pa tu jeto) son las absolutas protagonistas de este libro.
Hoy tenemos la suerte de entrevistar a Maritxu Alonso, una de las incansables promotoras de este proyecto, y así aprender con ella de esa parte de la historia que ya no nos faltará. Alonso continúa recopilando experiencias en cada una de las presentaciones del libro, que precisamente este viernes hace parada en Santiago de Compostela. Porque sin nosotras, no hay escena.
Desde la creación del crowdfunding estáis siendo sumamente cuidadosas con todo el proceso de producción. ¿Cómo surgió la idea de crear este tipo de libro, y con esta temática?
Crecimos con un discurso machista que nos inculcó la errónea idea de que las mujeres no estuvieron en los inicios del punk, y por un momento, sus descendientes incluso llegamos a creerlo. Nos socializamos a través de pensamientos y letras escritas por hombres que pusimos en cuestionamiento cuando comenzamos a comprobar por nosotras mismas que en los fanzines, los discos y las fotografías antiguas sí que aparecían mujeres punkis. De esta manera, repensar la historia del punk en clave feminista y recuperar la memoria colectiva de las que construyeron nuestra escena nos parecía una labor necesaria. Así nació Uterzine.
¿Qué significa para ti la filosofía DIY?
Creemos que tanto la filosofía como la praxis son fundamentales así que la atención y los cuidados son, han sido y serán una parte muy importante del proceso porque la forma de tratarnos entre nosotras es también una acción directa e inmediata para cambiar el mundo. Este libro ha seguido una manera de proceder DIY porque ha conllevado la autogestión Do It Yourself o Hazlo Tú Misme, aunque me encantaría también poder compartir ideas y hacer planes DIT —Do It Together o Hagámoslo Juntes— como hicieron les compas de las Riot Grrrl Sessions en su primer recopilatorio. Sería genial poder encontrar confluencias y hacer más cosas con otras punkis.
¿Cómo ha sido el desarrollo del mismo, qué bondades y desventajas tiene esta autoedición?
Las dificultades de un proyecto que visibiliza las vivencias, los puntos de vista, las perspectivas y la diversidad de participación de las mujeres en el punk son varias. Principalmente, implica una larga prolongación en el tiempo, un trabajo de investigación diario y una gran movilidad geográfica. Se trata de un gran saco roto monetario aunque hay segundos de satisfacción y alegría que merecen toda una vida de esfuerzo. Por ejemplo, siempre recordaré el día que Gema Cotallo alias Geminova y Ángela Saura alias Geli se reencontraron en Madrid.
¿Qué han aportado estas artistas a la escena punk y a la música en todos sus géneros, qué les debemos?
Todas las protagonistas de este primer libro nos dejaron un legado de militancia feminista por el simple hecho de creerse independientes, legítimas y capaces de formar bandas a finales de los setenta, ochentas y comienzos de los noventa. Fueron pioneras en una época de transición política en la que ser mujer en nuestro país continuaba teniendo una fuerte connotación moral ligada a la esfera doméstica. Además de ser instrumentistas o cantantes, ellas participaron de forma activa y diversa en la escena: crearon sellos discográficos, trajeron discos de Londres, gritaron por el derecho al aborto, se cosieron su propia ropa, adoptaron una estética y mentalidad rupturista con su presente, movilizaron y fortalecieron estructuras de autogestión, experimentaron con drogas, okuparon espacios, gestionaron movimientos políticos y crearon lazos de cuidados, entre otras muchas acciones. En definitiva, sin lo que ellas hicieron no podríamos haber llegado a ser nosotras.
Maritxu Alonso con Chus Taobada en Coruña. El Ideal Gallego, foto de Pedro Puig.
Hace unas semanas estuve recogiendo por la península testimonios orales de mujeres punkis de más de cincuenta años, y una de ellas me decía que participaron en el movimiento con la misma intensidad o incluso más que los hombres por dos razones. La primera, porque para ellas era mucho más difícil estar ahí, ya que estabas atentando contra tu supuesta naturaleza de mujer, en la que se te asignaba ser cuidadora, esposa, fiel, atenta y buena madre. Hacerse una cresta e ir a un concierto era una auténtica declaración de principios que implicó para muchas tener que irse muy jóvenes de su propia casa ya que sus familias no las aceptaban. Y la segunda, porque el hecho de ser una mujer y punk implicaba que tus propios compañeros de escena te asignasen la realización de trabajos invisibles como limpiar, cocinar o acompañar emocionalmente. Realmente, sin las mujeres, el punk no hubiera sido posible. Me imagino a todos esos punkis famosos que hemos mitificado y tratamos como héroes, y su inconsistencia sin todo el trabajo oculto detrás de ellos. Admiro a todas las madres, hermanas y parejas que tiraron pa’lante de los hombres de su entorno. Pensad en la cena hecha cuando llegaban a casa, en la cama preparada cuando se acostaban, la ropa recogida y lavada cuando más apestaba de los conciertos, en los parches cosidos en sus chupas, en las crianzas cuidadas cuando se iban de gira, en el apoyo emocional brindado… Un auténtico iceberg feminista del que nadie habla. Todavía tenemos una revolución pendiente en el punk.
Betty Jaureguibeitia, bajista de la banda bilbaína Ortopedia Ocular. Foto de Pepa Ferreiro.
También durante la gira de presentación estás contactando con auténticas leyendas del punk en España. ¿Cómo están siendo esos reencuentros? ¿Qué recepción os da el público? Y las artistas, ¿cómo conciben esta visión, sienten que ha habido reconocimiento?
La mayor parte de las mujeres que he entrevistado me dicen en un primer momento que no tienen nada que contarme y que su participación fue irrelevante en la historia. ¿Os imagináis a algún integrante en vida de La Polla Records, Eskorbuto o RIP teniendo esta reacción, preguntándose por qué les contactan y diciendo que no tienen nada relevante que aportar? Se trata de un comportamiento sistemático de las mujeres que en este cisheteropatriarcado aprendemos a devaluarnos a nosotras mismas. Más tarde, cuando se ponen a relatarme su vida no dejo de apuntar todo lo que dicen porque son una memoria oral de eventos, organización, cuidados, vivencias y acontecimientos políticos de una época germinal. Creo que la sensibilización, la valoración y el reconocimiento de su importancia es el primer paso para la justicia histórica. El público alucina cuando descubre que en Cicatriz en la matriz cantó Marieli Arróniz alias Poti, que Coral Alonso es conservadora de arte o que Mamen Rodrigo no solamente fue cantante en Vulpes y que ha tocado el bajo en muchas bandas. Esto dice mucho del desconocimiento que tenemos sobre ellas, sus trayectorias musicales y sus vidas. De esta manera, posibilitar encuentros donde las escuchemos, pongamos en valor sus testimonios y reelaboremos nuestra concepción del punk está siendo muy emocionante.
Como investigadora feminista, ¿qué dificultades te has encontrado a la hora de centrar tus estudios en las artes y el género? ¿Qué podemos hacer como divulgadoras artísticas o desde el periodismo ante los nuevos ataques machistas que estamos sufriendo?
Hace muchos años me recorrí todas las universidades del estado en busca de alguna que quisiera acoger mi proyecto de tesis: una enciclopedia ibérica de mujeres punks. Como en todas partes me dieron una negativa, empecé a hacerla de forma independiente. Afortunadamente, los Feminismos y Estudios Culturales han alcanzado una aceptación en la academia en la que hoy sí sería posible llevar a cabo ese proyecto. No obstante, soy muy crítica con la universidad porque considero que continúa perpetuando élites, privilegios y poder con algo que debería estar disponible de forma libre para todxs como es el conocimiento.
Por otro lado, nuestra historia en el punk es una historia de lucha y perseverancia. ¿Qué otra cosa podemos hacer que no sea hablar en primera persona, autoorganizarnos y luchar activamente desde los márgenes de los márgenes del periodismo y las artes? También creo que a veces nos olvidamos de que nuestra mera existencia en una comunidad inclusiva y sana puede llegar a ser nuestra resistencia más activa; que nuestro fuerte es permanecer unidas, querernos, disfrutar de la vida y ser felices juntas.
Foto perteneciente a la entrevista de Pepa Ferreiro a Maritxu Alonso (11/11/2019)
¿Por qué crees que el punk, siendo un movimiento tan reivindicativo, ha tenido a tantas artistas en la sombra? ¿Crees que el punk fue, es o sigue siendo machista?
Si miramos los carteles de festivales o conciertos punks y los analizamos, podemos llegar a la conclusión de que el hombre cis, blanco y hetero domina toda nuestra escena musical, y sin embargo, sabemos que esta está repleta de bandas con identidades disidentes. Asimismo, resulta muy significativo que en numerosos espacios punkis las compañeras trans, marikas o racializadas continúen sin sentirse acogides. Esto debería hacernos reflexionar que algo estamos haciendo mal y replantearnos las cosas. Tal vez el punk, por muy político y rompedor que lo hayamos reivindicado, no haya podido subvertir el orden establecido del resto de la sociedad. Sueño con un movimiento realmente anarcofeminista en el que todes podamos vivir, bailar y luchar libre y legítimamente.
¿En qué próximos proyectos estáis trabajando?
Estamos preparando muchas presentaciones, proyecciones, actividades… ¡Y libros! Nos encontramos gestionando la coedición de una publicación que nos hace mucha ilusión, seguimos trabajando intensamente en el segundo volumen de Mujeres Punks: Las Pioneras de Nuestra Escena y tenemos muchas más sorpresas que iremos desvelando poco a poco.