Curro explotado laboralmente frente al Mac. Snoopy soltando un lapo. Una niña con una coleta especial. Camela representados con erótico resultado. Frida a punto de darlo todo en fin de semana. Coge un personaje de la cultura popular y dale una vuelta de tuerca con un juego de palabras que además te saque una sonrisa. Un chiste malo bajo un garabato dibujado con prisa. Parece una huevada al alcance de cualquiera, ¿no? Pues olvídalo. La Mandanga solo hay una, y no podrías hacerle sombra ni practicando cada día. Hoy tenemos que (debemos) dedicarle nuestro ArtyWed a la artista Noemí RedBull, el alter ego de La Mandanga, la página de humor e ilustración que literalmente lo está petando en Internet. Supera eso.

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Noemí RedBull tiene 33 años, es natural de Reus pero vive en Barcelona y estudió Publicidad y Diseño Editorial. A su trabajo en una agencia le faltaba el toque personal de un proyecto propio. Nació entonces La Mandanga, «por la necesidad de materializar ideas que tenía en la cabeza. Me gusta escribir y el poder de la palabra. También la ilustración. Lo que hago es crear conceptos utilizando ambas herramientas, normalmente en clave de humor”, cuenta en una entrevista en Tribus Urbanas de Atresmedia. Ahí estaban: pequeños sketches de humor en formato viñeta tan sencillos como efectivos, cada uno como una bala de carcajada inapropiada.

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¿Cómo surgen esos momentos de lucidez creativa? «Es un proceso espontáneo. No medito demasiado lo que hago, lo saco sin más. Absorbo todo lo que me rodea: conversaciones con mis amigos, botellas de vino, desastres cotidianos y momentos humillantes. He hecho dibujos en bares, en el autobús y en la cola del súper. Me divierte destrozar y pervertir iconos populares y objetos cotidianos. Al final, es como reírse de uno mismo» (Zatro mag)

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Noemí RedBull define su obra como «arte poligonero«, pero lo cierto es que consume influencias de diferentes fuentes más allá del parking. David Shrigley es uno de sus principales guías, pero hay más. «Me gusta desde lo taleguero hasta lo sofisticado. Y como en todas las entrevistas repito los mismos referentes, prefiero recomendar algunos proyectos de mujeres que me inspiran: el imaginario de Mercedes Bellido o Cocolia, la delicadeza oscura de Heather o Angela Dalinger , los riffs de Sheer Mag, el ingenio de Olga Capdevila o la finura de Paloma Wool.» (TeenMag)

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Más de 50.000 seguidores en su Instagram no pueden estar equivocados. Curiosamente, este fenómeno en RRSS tiene una transición en formato papel: La Mandanga tiene también libro, «Caspa«, publicado por Crispis Ediciones. En él vamos a encontrar estampas de el ser humano desde que la empezó a cagar. El patriarcado, la esclavitud o el fascismo son manchas rebeldes en la colada de la humanidad. Pero hay salpicaduras cotidianas que nos hacen hasta gracia, como los famosetes y Gandia Shore. Yo lo pongo todo en una coctelera y sale un pisco sour”. (Tribus Urbanas). Con prólogo de Pol Rodellar (del fanzine Cigarro y Jazz), «Caspa» es un pequeño legado a nuestra necesaria tontuna diaria.

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La Mandanga tiene cuerda para rato. Desde que despegó esta obra, Noemí no ha parado de trabajar en diferentes ideas y proyectos, con  Gent Normal,  Espai Nyamnyam , festival Lapsus, diseñando el cassette para Olde Gods,  colaborando con  marcas como  Thinking Mu… El no parar. Desde su universo de cachondeo y pink power, La Mandanga te alegra el día.

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*Todas las ilustraciones de este post incluida la portada son obra de La Mandanga.