Después de un fin de semana de WAM se nos ha quedado el cuerpo con mono de guitarra eléctrica, con ganas de pegar patadas, con ganas de algo que nos removiera más. ¡Que sí, que lo hemos pasado bien! Que hasta caímos en la coña de los comerciales del puto Thunder Bitch y sus descargas de chichinabo. Pero eso no quiere decir que andáramos, como una gran mayoría de melómanos desubicados, perdidos en un cartel sin coherencia por el que al mismo tiempo tampoco entendemos por qué se rasgaban las vestiduras algunos. El caso es que nos hace falta una buena ración de destrozo de tímpanos e indagando en los festivales que vienen, hacemos parada en el GetMad, el refrescante festival de la capital que prepara al respetable durante todo el año con conciertos para reventar el próximo 26 y 27 de mayo en un evento con más melenudos por metro cuadrado que el mejor Woodstock. El hard-rock, el punk-rock, el garage y la psicodelia nacional e internacional tomarán las  salas BUT, Changó Live, Maravillas y Taboó de Madrid con bandas como The Zombies, Half Japanese, Kadavar o Yung.

get

Y también dentro del GetMad actuará Emma Ruth Rundle. La cantante angelina viene a presentar «Marked for Death«, su álbum de 2016, en lo que se ha llamado la mezcla perfecta entre Lynch y Kate Bush. Compositora, guitarrista y artista visual, Rundle empezó su carrera como parte de los proyectos  Red Sparowes, Marriages Nocturnes. Fue en 2011 cuando anuncia disco en solitario y en 2014, con «Some Heavy Ocean», el trabajo con el que consigue el reconocimiento de los medios especializados.

Con su nuevo trabajo, «Marked for Death«, Rundle quiere cerrar capítulo. Su folk oscuro colmado de riffs sofocantes que llegan al desasosiego y también la calma absoluta quieren ser reflejo de un estado de ánimo. Pues la artista siempre ha decidido plasmar su estado de ánimo en sus canciones. Marcada por los dolores de la endometriosis, el abuso de sustancias y la autodestrucción, dice que este álbum no es el que más le ha gustado, pero sí «el más honesto». Grabado en completa soledad en «The Farm», destila tristeza y desesperación, pero también el desahogo de soltar lastre. Y esa misma «brutalidad en su verdad» (la salud mental de algunos miembros de su familia, las adicciones, una atracción sexual oscura que no llega a materializarse) es lo que ha hecho que la crítica encumbre esta pequeña gran joya. Un concierto obligado si Madrid es tu lugar este final de mes.