Ayer, 5 de febrero, se cumplían 50 años de la muerte de Violeta Parra, una de las cantautoras más importantes de la lengua hispana que fue también poeta, artesana y folclorista. Hoy es uno de los nombres icónicos de la música chilena de todos los tiempos, pero en vida tuvo que lidiar con la pobreza, la falta de reconocimiento entre los suyos y la depresión. Por eso no deja de ser irónico que quien escribió el más sincero canto a la vida, «Gracias a la vida/que me ha dado tanto«, no quisiera seguir en ella. El 5 de febrero de 1967 se suicidó de un disparo en la sien, y nació un mito. Hoy no nos detenemos en su triste final, de todos modos, elegido libremente: hoy nos sumamos al homenaje de su figura y su obra, que el tiempo se ha encargado de subrayar como uno de los más grandes para el arte en español.

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Violeta del Carmen Parra Sandoval (Chile, 1917-1967) siempre supo que en su tierra estaba la semilla de algo grande. Compositora y guitarrista, su música se movió por dos vertientes que se encontraban continuamente. Por un lado, la música que se anclaba en las raíces de la tradición mapuche y la colaboración con artistas indígenas, con la intención de preservar el legado de los sonidos tradicionales para futuras generaciones y además, extendiéndolo fuera de sus fronteras. Por ello fue consideraba una de las mayores folcloristas del continente, capaz de llevar esos sonidos casi tribales al oído cosmopolita. Por otro lado, la influencia de su ideología comunista la llevó por los derroteros de la canción protesta: las condiciones de los trabajadores y sí, la defensa de los derechos de la mujer al convirtieron en icono para unos e incómoda voz para otros. Ambas ramas siempre tendrían un denominador común: la importancia y belleza de la calidad poética de sus letras.

Parra fue también artista fuera de la música. Pintora, escultora, bordadora y ceramista, en 1964, logró una marca histórica al convertirse en la primera latinoamericana en exponer individualmente una serie de sus arpilleras (los telares típicos bordados con maestría y colorismo) en el Museo del Louvre, en una muestra titulada «Tapices de Violeta Parra«.

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Sus canciones vivirían dos veces gracias a la multitud de artistas que han revisitado su obra hasta darle trascendencia a nuestros días: el «Gracias a la vida» (de la que hizo una versión insuperable Mercedes Sosa), «Volver a los 17» (que grabaría Joan Manuel Serrat), Los Calchakis, Víctor Jara, Quilapayún, Inti Illimani, Patricio Manns, María Dolores Pradera, Miguel Bosé, Joaquín Sabina, o a sus propios hijos, Ángel e Isabel Parra. Este año 2017 Chile le rinde homenaje con más de 80 recitales, cerca de 250 visitas guiadas y un programa de cine, entre otras actividades.

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