Ven, perrito, perrito… ¿alguna vez os habéis sentido gilipollas intentando hacer que vuestro cachorro haga lo que le pedís? Así de indomables se han levantado Terrier con su inminente nuevo disco, «La Plaga«, que se lanzará a finales de este mes. La banda madrileña husmea cual podenco nuevos sonidos, juegos de voces avanzados y una producción cuidada a cargo de Rams&Martí que presentan con el single «Évoli«, su declaración de principios envuelta de nuevo bajo la capa de los grandes de Sonido Muchacho.
El tierno origen del grupo se remonta al 2012, cuando David Petrone (guitarra), Manoli (bajo), Don Matías (batería) y Lili La Duquesa (órgano), ya curtidos en otras bandas como Fumestones, Ángel y Cristo, Call Me Idiot o las Jennys de ArroyoCulebro, juntan sus superpoderes en un primer EP que ya llama la atención de todos los amantes del garage patrio y el rock de lata con actitud. En 2013 su primer largo, «Un cadáver en el mar» se hace definitivamente un disco incondicional en nuestras estanterías y no hacemos otra cosa que corroborar el buen estado de la nueva ola punk pop del levante con sus directos atropellados. La última ocasión, este pasado Fuzzville!, donde los Terrier abatieron al personal con su oda a la sin city nacional y lugar de albergue de tan aguerrido festival, «Benidorm».
Amantes del underground y la contracorriente («Nos parece divertidísimo que vuelva el casete y se venden estupendamente la verdad, es un formato entrañable para nuestra generación y un gran objeto de coleccionista, aunque casi nadie de los que lo compraron lo haya escuchado», declaraban para La Fonoteca), incluso llegaron a reeditar su disco con fanzine incluido donde colaboraban amigos de escena como Juanita y Los Feos, Chiquita y Chatarra o Imperial Surfers. Ahora, «Évoli» vuelve a meternos el gusanillo en el cuerpo con tiempos a lo Joy Division y coros macarras Kaka Deluxe, en un videoclip tropical grabado por Lidia López y David Iñurrieta. El 29 de enero comprobaremos si todo el trabajo está a la altura y seguro que nos ladran pronto en la oreja, si no desde los escenarios, al menos en la puerta del after más cercano.