Ahora que ya se ven los brotes verdes, ahora que nos deslumbra la luz al final del túnel, llega el fin de la tormenta y hemos acabado con todos los manidos símiles para escenificar el fin de la crisis, ahora sabemos, aunque no hacía falta que nos lo dijeran por escrito, que el éxodo continúa. Y es que aunque ayer , a 18 de marzo de 2015, pudiéramos leer en La Verdad que más de 2500 jóvenes dejaron la región en 2014, algo nos olíamos: será porque nuestros amigos no han vuelto, nuestras familias siguen cojas de algún miembro exiliado, y los que están por aquí, aunque cerca, no les vemos el pelo, como si estuvieran lejos, porque cuando no te entra salario terminas viviendo en la república independiente de las comidas de madre y el ocio por Internet.

No hacía falta que nos dijeran que de los casi 125.000 españoles que se fueron del país el año pasado, un 2% eran murcianos. Quien se queda por la región  sufre de listas inamovibles de interinidad en educación o sanidad, de asfixiantes tarifas de autónomo y ridículos contratos de becario, mientras un logo te sonríe en blanco y negro y te pide que no te preocupes, que hace sol y hoy podrás comerte una marinera.

Nuestros artistas también sospechaban algo. Le pasaba a María Serrano, que en nuestra última entrevista nos contaba cómo había tenido que marcharse a Londres a encontrar nuevos contratos. Laura P., del colectivo músico-bizarro-fanzinil «Suena Imposible», también ha hecho de Glasgow su casa. La ilustradora Carmen Von Trueba estableció residencia en Reino Unido para poder hacer crecer su firma, igual que la diseñadora Miryam Lozano, en la misma capital, con sus bolsos «Santal 36 London». Cierto es que para lanzar una idea nada mejor que largarse a las grandes ciudades de Europa, pero, ¿no os parece que cada vez exportamos más gente potente y solo nos quedamos con vetustas cabezas parlantes de época electoral en los mupis del Tontódromo?