Siempre tuvo la nariz grande y el semblante serio. Socarrona y amiga de sus amigos, la postiza se ha mantenido firme a las críticas de algunos de sus paisanos, esos que nunca han sabido muy bien que hacer con su tiempo.
Pozo Estrecho es un pueblo pequeño, donde pasan más o menos las mismas cosas que en otros y donde la vida en los últimos sesenta años ha cambiado exponencialmente y muy poco a partes iguales. María sabe bien de que estamos hablando a sus 73. Ella es la muestra viviente de esta evolución, que algunos podrían denominar, con inquina, mutación.
Hoy María es noticia. Björk, saca nuevo disco y ha contado con ella en dos de los temas. No le preguntes a los Candel de la tienda o a Vicente, el párroco, quien es Bjôrk porque pondrá los ojos en blanco pero si pasas por el Carril del Parra donde ella vive, todos los vecinos sabrán decirte algo. “Una extraña cantante que se viste de ganso” “una famosa que vive en el polo”… María ha colaborado con ella tocando el violin y la acompañará en sus bolos por España. “pero es que la postiza siempre fue distinta”.
Primero fueron las castañuelas, de ahí su apodo. Después comenzaron otros muchos instrumentos que perfeccionó hasta el virtuosismo. La banda de Santa Cecilia fue la que cambió su vida. Aunque en realidad pensándolo bien debió ser más probablemente el veneno de la vida y el inconformismo.
Una mujer de aquí y de allá, con sus gallinas y sus limones, pero también con Stravinsky y Parálisis Permanente. Tenía 44 años cuando se topó con Eduardo Benavente. Había ido a tocar con la filarmónica al Teatro Real de Madrid y curiosamente él estaba allí con su familia. Con mucho desparpajo cuenta lo tradicionales que eran y como él trataba de defenderse en semejante entorno hostil. El caso es que fumándose un cigarro entablaron amistad y de ahí al Rockola, Ana Curra, Carmen Maura, etc, etc.
Las dos pasiones de María son el flamenco y la electrónica. Enrique Morente la llevó a Sonic Youth, de ahí a Sam Willis, último paso hacia Bjôrk. La estrellona, prendada de la cartagenera y de su mundo sencillo compartió sus inquietudes ofreciéndole trabajo. María se carcajea al recordarlo. Tiene gracia.
La cantante islandesa formará parte del cartel del festival Governors Ball de Nueva York junto a Drake, The Black Keys o Lana del Rey, luego vendrán otros países, pero sólo aquí tendremos la oportunidad de enorgullecernos del talento murciano, ese que no tiene edad, el libre y puro disfrute sin trampa ni cartón.
Belén Conesa es gestora cultural y directora de La Postiza.