Sabíamos que Benidorm era la sin city del levante, que volvía a estar en lo más alto de las tendencias, que lo que pasa allí más vale que allí se quede. Lo sabíamos porque lo hemos vivido, con el mayor de los mayores de los guilty pleasures, en nuestras carnes, y no tenemos pensado arrepentirnos de ello, como mucho, repetir. Pero es que cercioramos nuestro enamoramiento con la eterna tierra de luz y color gracias al trabajo de María Moldes, que con su obra photomobile «Escenas de la vida radioactiva» ha metido a Benidorm en el olimpo de Instagram.

Nació en Galicia pero reside en Alicante, donde gracias a su primera exposición el año pasado en PhotoAlc, la feria de fotografía de Alicante, pudo empezar a mostrar su trabajo, el mismo que ya le ha reportado más de 2000 seguidores en Instagram en menos de seis meses. Su arma es el teléfono móvil, que le otorga la libertad que necesita para retratar a sus improvisados modelos: incautos ancianos la mayoría de ellos, que se pasean con toda su libertad y excentricidades por las calles de esta ciudad de playa y a los que la cámara de Moldes no perdona ni un disparo.

Señoras emperifolladas con la pistola de maquillaje de Homer Simpson para bajar a la playa, octogenarios galanes bigotudos, achicharradas vejetas bajo el sol… Colores y filtros malibú en una fotografía espontánea y deliciosa, con aires retro y sin nada de mofa, más bien un cálido homenaje a lo kitsch y la sinvergonzonería anarquía de llegar a la vejez.

Su siguiente trabajo, «Gamma City«,ya está en marcha. Con «Escenas de la vida radioactiva» podremos disfrutar hasta el 15 de enero en la sala de exposiciones Mistos de Alicante y ya la editan en papel en «Out of the phone» y la reconocen en The Guardian. A nosotras no hace falta que nos la vendan porque nos quedamos con este Benidorm, que es el que nos gusta. Para conocerla un poco mejor, la entrevista que le han hecho en Alicante Mag justo aquí.

*Todas las fotos de Maria Moldes, salvo la primera, de AlicanteMag.