Pajas mentales. Pero de las buenas. De las grandiosas y divertidas, de las de pasarlo bien y además hacer algo útil. Ese fue el origen «¡Hostia un libro!», el I festival de microedición literaria y lucha libre que tuvo lugar el pasado fin de semana en La Latina de Madrid. Un combo mortal de reunión de pequeñas editoriales, fanzines perdidos y show de wrestling, tan absurdo que es genial.

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Al grito de «¡la letra con sangre entra!» el festival quiere establecerse al nivel de calidad y divertido bizarrismo del GRAF  de Barcelona. Elisabeth Falomir Archambault es traductora de día y Ginger Fury con la asociación de wrestling Triple W de noche, y se unió a Alberto Haj-Saleh, Francisco Serrano y Pedro Toro, todos escritores, editores o periodistas, para dar forma a este apocalipsis. «El increíble H.U.L» se sostiene en unos principios básicos: el amor por el D.I.Y, la autogestión, la cultura libre e independiente, todo regado por la teatralidad y poética de la lucha libre. Pasión por la microedición, que permite la supervivencia de pequeñas publicaciones de tiradas cortas y de calidad inmensa.

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Más de 70 editoriales como nuestra querida Gallo Nero, Libros del Zorro Rojo, Ediciones Aeroestáticas, Mongolia, ¡Caramba! o Cave Canem, entre muchísimos otros, y fanzines como Dinamita Diminuta o No eres consciente. Además, toda una jornada de actividades en torno a su ring sito en el Campo de Cebada de La Latina, con talleres, charlas, lucha libre infantil, peleas de gallos (literarios), maquetación DIY, edición digital… Y musicón con Willianfolkners, Edgar Allan Power y Hortera y Cassette. Todo ello implicando a la gente del barrio en asambleas vecinales, donde hasta el último vejete estuvo de acuerdo en tal desparrame. ¿Cómo no vamos a ser fans?

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Toda una declaración de intenciones, la de «libros y mamporros», como metáfora de la lucha infinita entre las pequeñas editoriales, proyectos y empresas que nacen por amor al arte (como este mismo festival, autofinanciado y sin ánimo de lucro), que reparten hostias como panes a sus macro-enemigas de estantería de centro comercial. Bien por ellos.

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