Con toda mi admiración y amor al club de lectura feminista de Murcia

Afirma Rousseau en su ensayo Politics and the Arts que “nunca una persona pereció por exceso de vino; todas las personas perecen por el desorden de las mujeres”. La embriaguez es un estado que proporciona beneficios a los hombres, puesto que les aleja de otros vicios, pero las mujeres, ¡ay, las mujeres! Son peor que cualquier borrachera a ojos del filósofo francés, porque traen consigo un desorden que, peligrosamente, pueden trasladar a la sociedad. De este modo, según señala Carole Pateman las mujeres vendrían a ser “una fuerza subversiva de carácter permanente dentro del orden público”. De ahí que, para el gran misógino de Rousseau, las mujeres vinieran a ser una constante amenaza al orden político.


Pienso en esta cita, en ese desorden que precisamente da título al libro de Pateman, cuando una de las compañeras de Demoleer nos envía una imagen del escaparate de la librería de Traperos decorada para el festival. En primera fila, por cosas del destino -¡o no!-, un libro sobre Rousseau. La mirada burlona del retrato del filósofo en la portada, no deja de parecerme irónica entre las fotografías de las autoras que encabezan el cartel del festival. Aquí seguimos amigo Rousseau: desordenando.


Otro ejemplo de este desorden que nos acompaña, que habitamos y construimos, me lo regaló hace tiempo un famoso librero de la ciudad al que escuché indicarle a una de sus empleadas “coloca todos esos libros de mujeres cerca de la caja, que parece que ahora les ha dado por leer”. El desorden que somos se desplegaba en la librería, porque lo que hacen las mujeres que subvierten el orden patriarcal es siempre un caos, una contraescritura, una contranarrativa, en definitiva, la construcción de un nuevo lugar desde el que se posibilita el gesto contrahegemónico. El librero solo rumiaba este hecho.


Esta es una de las dimensiones que habita en los feminismos y que los hace profundamente reactivos. Reaccionan ante ausencias y crean otras vías, otros lenguajes, dibujan paisajes que, más que nuevos, han venido siendo ninguneados e ignorados por una historia androcéntrica que se cree única y verdadera.


El día que escuché al librero resignarse a asumir con desgana a sus clientas como voraces lectoras, me dirigía al club de lectura. Este club os tengo que decir que es uno de los mejores regalos que me ha dado la ciudad. Si la lectura es un lugar, un club de lectura feminista es un oasis, un refugio. Pensaba, erróneamente, que los clubs de lectura eran lugares de encuentro donde la gente se ponía seria y leía. Había estado en otro anteriormente y salía de allí, con la sensación de no tener nada interesante que compartir y que eran lugares para el despliegue del ego de señoros.


¡Qué suerte encontraros! Este club me ha enseñado a revertir esa experiencia; a leer desde otros lugares, a leer desde la belleza del ruido, la risa y la alegría. También, que es perfectamente compatible surfear la frustración de no llegar a leer el libro del mes, pero tener un grupo donde poder echarte unas risas y regresar, igual de cansada a casa, pero mucho más contenta. Ya lo dice la canción “que tu sindicato sean tus amigas”.


Desde esta maravillosa galaxia salió despedido el sueño de montar un festival: Demoleer. Una lo sueña y entre todas lo montamos. Y estos años de preparación, de idas y venidas, de incertidumbre, tensión y frustración, han sido un aprendizaje para todas, al igual que un potente redescubrimiento. Porque sé que ya lo sabéis, pero hay que ver cuánto talento tienen estas mujeres. Cómo hemos podido compaginar nuestras vidas y nuestros trabajos, ya de por sí bastante intensitos -así somos-, con un desdoblamiento polivalente para ser: asesoras, gestoras culturales, contables, community managers, programadoras web, regidoras, diseñadoras de contenido, escritoras, publicistas, presentadoras, técnicas de sonido, libreras, asistentes en sala, relaciones públicas, periodistas, escaparatistas, creadoras de merchandising, administrativas, secretarias, artistas…y un larguísimo etcétera.

Cartel oficial del festival por @casachiribiri


Hemos conseguido con mucho esfuerzo, con mayor o menor acierto -porque es imposible no equivocarse-, que, durante un día, el refugio furioso de nuestro club de lectura, fuera un espacio abierto a la ciudad. No me cansaría de enumeraros lo extraordinario de este grupo de mujeres tan heterogéneo, vibrante, desordenado y talentoso.


Esa vibración de alegría, ese amor a las letras se ha sostenido gracias al hacer de todas, pero, no podría haber sido, tampoco, sin toda la gente que ha dado calor a la alegría compartida que ha sido y es Demoleer. Que la gente haya apoyado masivamente una iniciativa literaria así, es un grito hacia una cultura más plural en nuestra ciudad. No nos centremos en hablar de los obstáculos, más bien, giremos la conversación hacia toda esa gente bonica que apuesta por una ciudad efervescentemente crítica y que construye otro tipo de cultura. Mucha gente está cansada de lo de siempre, para los de siempre.


Regresemos a las narrativas que pongan en valor que desde los territorios que se consideran así mismos márgenes, también se construye cultura transformadora. Dejemos de mirar hacia lo que hacen otros lugares. Parafraseando a Úrsula K. Le Guin: dejad de tomarnos por granito. Lo del sábado día 18 de mayo fue un desborde de los márgenes en toda regla. Hay quienes todavía piensa que este tipo de iniciativas son minoritarias en una ciudad como Murcia, donde la cultura parece pasar única y exclusivamente por los circuitos clientelares que alimentan algunas instituciones públicas.


Eso se acabó, Murcia es ya otra cosa, y el desorden que habitamos es un inclasificable contagio de entusiasmo. Así que, volviendo a Rousseau, bebamos y desordenemos, desbordemos los márgenes porque el grito ¡literatura, murciana! ya se ha acomodado en nuestras gargantas y no vamos a dejar de entonarlo, no solo, cada primavera.

No somos todas las que estamos, pero siempre estamos ahí: todas las fotos del club de lectura feminista <3

Foto de portada: El club y algunas de las autoras Demoleer (Sabina Urraca, Eugenia Tenenbaum, Luna Miguel, Reme Perni y Belinda Ntutumu) 18 de mayo de 2024.