Tenía que ser así: volver después de unas largas vacaciones con el evento musical (¿y también social?) por excelencia en Murcia. El festival Lemon Pop continúa blandiendo la orgullosa bandera de la veteranía festivalera en la región (ya son 21 ediciones) fiel a su estilo, el indie-pop en su etiqueta más pura. También sigue su estela de espectáculo más allá de los escenarios, véase en la sección de debate o polémica (últimamente, y quizás solo ya, cibernética) acerca de sus idiosincrasia, cartel o actividades paralelas. Pero más allá de broncas entre viejas y nuevas guardias, y aunque en esta casa somos más de ensuciar guitarras que de disparar flores con ellas, hemos de reconocer el esfuerzo de sacar adelante un icónico evento musical respetando su popera forma de ser. Siempre de forma gratuita y en el Parque Fofó (no será la mejor acústica del mundo, pero amamos su encanto) pasaron por esta nueva edición del Lemon Pop artistas como Alex Cooper, Octubre o Vacaciones, así como las actuaciones que teníamos apuntadas como imperdibles en el dorso de la mano: Wendy James, September Girls, Chorusgirl y Triángulo de Amor Bizarro.

La sensación la conocemos bien. Es la de ver a tus ídolos en directo, o a esas estrellas de ayer que marcaron un hito en un momento musical, y no estar a la altura. El cuerpo del fan debe estar preparado, los años (y la wild life del artista) no pasan en balde y hay que respetar el derecho de las viejas glorias a ganarse la vida viviendo de su leyenda. En ello nos apoyamos para recordar la actuación de Wendy James. La que fuera frontwoman de la banda de punk-pop Transvision Vamp en los 80 hizo ademán de intentarlo (un destello más que su desganada banda), pero no pudimos aferrarnos a su estela como icono rebelde para dejar de aburrirnos como ostras, ni siquiera con el bombazo de su carrera, «Baby, I don’t care», descafeinado y sin rastro de rabia. Nos quedamos con la James que utilizaba su sexualidad como deseaba, que tenía de compi a Elvis Costello y que hacía arder los escenarios en unos encorsetados años 80 británicos. Decepcionante o no, se nota que sigue haciendo lo que le viene en gana.

Sufrieron las penurias de tocar al principio de la noche dos de los grupos por descubrir de la noche, September Girls y Chorusgirl, pero chocaron con el modo aún estival del público murciano: eso significa infinitas cenas delante de jarras de cerveza y una verdadera gimkana de saludos y abrazos entre amigos a las puertas del recinto, que se transformó en poca afluencia ante los primeros artistas. Aún así, September Girls explotaron todo su potencial. Sarah, Jessie, Caoimhe, Lauren y Paula formaron la banda en Dublín en 2011 y lanzaron un largo debut, «Cursing the sea» con Fortuna Pop! que ya llamó la antención en el SXSW. Fue con Kanine Records con quienes afianzaron su segundo trabajo, «Veneer», y el último hasta la fecha, «Age of Indignation», con el que se las compara a  Dum Dum Girls o a la misma escuela Phil Spector. En el Lemon Pop demostraron esa resolución noise-pop sobre el escenario, aprovechando el -potentísimo- sonido que este año se gastaba el festival. Chorusgirl es un cuarteto de Londres liderado por la voz y guitarra de Silvi Wersing, también compositora de la banda. Su festivo pop no nos arrancó los pies del suelo pero sí nos sacó una sonrisa: innegables los guiños a The Cure y las Breeders con los que no se puede fallar.

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Ciertos bostezos recorrían el parque cuando aparecieron ellos, curtidos en mil festivales y carne de Radio 3, Triángulo de Amor Bizarro (genial la confusión que causó al respetable su descripción en el programa como «TAB»: se nota que el verano nos deja las neuronas en baja forma) arrollaron y convencieron. Brutal su actuación y sonido, donde por fin han encontrado un equilibrio perfecto entre la masa de ruido y la definición de una buena canción. Nos gustan sí, pero quizás la pasión no se encendería tanto sin Isa Cea, la espectacular bajista del grupo que hace las veces de voz y que es referente entre las músicas alternativas de este país. Aún sofocada («¡Qué calor!», se quejaba la gallega, y eso que hoy no está sufriendo Murcia) su «rollo» es lo que nos sigue hipnotizando entre los efectivos hypes de la banda. Hostia musical, así sí.

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Terminado el Lemon Pop, que de comienzo el curso murciano. Esperamos grandes alegrías después de un final algo gris de la temporada anterior (cierre de salas, programaciones anodinas, respuesta del público inexistente ante nuevos formatos) y que las energías gastadas en comentar al vecino se traduzcan en nuevos proyectos que hagan esta ciudad lo que predica ser.