Desde hace unos años Madrid se ha visto inundada de bandas punk más o menos edulcoradas, más o menos auténticas y más o menos horripilantes. La neo-escena surge en un ambiente de pequeños bares con escenarios diminutos y grupos que se forman en una ronda de cervezas de recogida, que tendrán futuro o no, pero que por el camino lo pasarán muy bien hasta que la Botella diga lo contrario. Tenemos a Deers, a Dúo Divergente o Censurados, y entre tantísimos otros, hemos elegido a Las Cruces, que dicen por ahí que es de lo peorcito que suena, y de lo más divertido.
En nuestra debilidad por bandas que suenan a culo, hemos buscando crónicas de sus conciertos y críticas propias, hasta encontrar calificativos así: «bochornoso», «hey hijosdeputa, hoy intentaremos tocar peor que ayer», o «caos para 100 personas». Las Cruces son Sonsoles al bajo, Dani a la guitarra, Javi en la batería y una frontgirl descarnada, Violeta, en la voz. Con apenas un año de vida, este grupo de punk oscuro ya se está forjando un nombre en la capital con unos directos de cacharrería pero con actitud y espectáculo.
Influidos por el Killed by Death 77-82, el post punk, el riot girrrl y hasta los Hombre G (autoconfesión), Las Cruces presentan un split con Sección Femenina, otra banda a tener muy en cuenta, con Blondes Must Die Records.
En su nuevo videoclip, «Navaja», la propia Violeta interpreta a una joven que «se enamora de su navaja de mariposa», y que parece un pequeño vídeo de EF bastante representativo del Madrid de Malasaña, con su escenita en Weirdo y todo. Al final hasta se escucha el adelanto del single «Supersida». Explosión de guitarras en «Matarte», bombazos en la maternal «Drogada» («no me gusta nada/que vengas drogada») y un afilado bajo en «Edad de hielo», singles que podemos disfrutar en su bandcamp y corroboran un estilo nada nuevo pero bien ejecutado. Ganas de verlos en directo y sentir sus collejas (metáforicas y reales, pues alguna le ha caído a algún asistente) en el sur.