Mientras ayer se manifestaban los interinos de educación, anuncian que el polideportivo Barnés seguirá en obras 6 meses más, los ecologistas recurren la sentencia de la Zerrichera, las portadas de los periódicos locales ya empiezan a coparse con curas y tipos con traje que te aseguran que la austeridad en Semana Santa no sólo ayuda, sino que te asegura el cielo. La verdad que esta ciudad nos pone a prueba, pero hay que decir que el fin de semana no te va a faltar de nada. Te proponemos planes finos y aptos para bolsillos anoréxicos:
¡BAILAD, malditos! Y es que os vais a hinchar con la cantidad de música que tenéis para elegir este fin de semana: Los Chevelles el viernes y los salvajes Betunizer el sábado en la 12 y medio; Capaje e Invahoe, los nuevos fichajes del sello Safety Pin Generation (punk! hardcore! ¡menos mal que existís, o ya nos habríamos colgado de frustación ante este mundo!) en la Garaje Beat el viernes; o la pinchada de Suzette Selecta y Pharaon del Twist en el Trémolo con motivo de la presentación del fanzine (¿hemos dicho que nos gustan los fanzines?) Anís de la Mona del gran Nasty Franky. ¡Atrévete a bailarlo!
Nasty Franky de corta y pega, preparando los fanzines.
Anda, meteos los jardares por dentro para parecer decentes y alimentad las retinas. La Asociación la Azotea presenta la nueva muestra de Alexandra Gabriel Neves, un viaje al fondo de Sudáfrica, o podéis pasaros por el Museo Arqueológico y contemplar la expo de Robert Descharnes sobre Dalí (¿os creéis modernos? ¡El creador del ola ke ase es el artista de Cadaqués, menudas farras se ha pegado!) o la de Las Claras, una muestra interesantísima del archivo de Juan López, que nos refleja Murcia del 39 al 65. Que sí, que luego podéis iros a echar un gintonic.
LA ARBOLEJA. Amamos esta zona de Murcia sobre todas las cosas. No sólo porque alberga algunos de los locales más valientes y originales como centro de operaciones artísticas el Quirófano, el ateneo Los Pájaros o la asociación gastronómica La casa azul, sino porque una ruta en bici por sus carriles te hace sentir menos deshecho humano. También puedes combinar ambas cosas y machacarte con el chándal de táctel por el Malecón hasta acabar en el previously-known after-tasca old school Casa Paco, comerte unos caballitos para engrasar las arterias y sentir el sol en el cogote con un quinto bien frío, hasta decir: ¡¡estoy vivo, cojones!!