Lo más parecido a la pasión absoluta, a la ansiedad por abrir un regalo, a amarse sin conocerse. Por primera vez en DAREGIRL repetimos un BookDay y lo creemos necesario así, como homenaje al cercano cierre de temporada, con la esperada entrevista a una de las grandes inspiraciones de este blog, la periodista, editora y autora Carmen G. de la Cueva. Joven talento, mujer, agotadoramente creativa, es precisamente el tener un icono terrenal y sentir ese amor cibernético parecido a la primera respuesta de tu olvidado Fotolog que de la Cueva nos tiene enganchadas por ese modo de ver la vida y el arte, con la literatura sobrevolando como el pájaro que desea ser y que aseguramos es. Pero esto no es un amor de verano, oigan. Carmen G. de la Cueva es abrumadoramente prolífica en su labor de descubrir nuevas plumas, de emancipar textos olvidados, de recordar leyendas imborrables y de conectar a una nueva generación de escritoras por la red para luego dar el salto a eso tan difícil que es la vida real, con eventos aquelárricos que amenazan con convertir a un puñado de autoras en legión. Nos unimos a esa batalla, de momento, disfrutando de las palabras de esta artista y sus proyectos más inmediatos: su blog «La Tribu de Frida» y la edición del tercer número de la revista Blusa.

Para Carmen G. de la Cueva (Sevilla, 1986) el origen y la respuesta ya estaba en las letras. «Todo empezó en la infancia con un ejemplar de Orgullo y prejuicio que había en la casa de mis abuelos. Era el único libro que había en toda la casa, pero tuve suerte. No en todas las casas hay un ejemplar de una de las mejores novelas de Jane Austen encuadernado en piel y con los cantos de las páginas en dorado. Todavía lo guardo como un pequeño tesoro. Aquel libro lo leí una y otra vez y siempre elegía el camino de Elisabeth Bennet, la segunda de las cuatro hermanas, la que más leía y menos se parecía a las chicas de la época. La más valiente. Luego llegó Mujercitas y me enamoré profundamente de Jo March. Supongo que la literatura, la escritura y el feminismo tienen en mi vida una raíz cercana.»

La versión de «Mujercitas» por Elena Medel.

«La lectura era una forma de vivir otra vida no tan lejana a la mía, pero distinta. En Lizzy y Jo encontraba modelos de mujer a seguir: lectoras, idealistas, obstinadas. Y quizá por imitación, también empecé a escribir. A los diez años quería ser escritora y periodista. Recuerdo una conversación con una amiga de la infancia sentadas en el suelo o en un banco de la plaza después de la misa de domingo. Poco podía hacerse en un pueblo por entonces más que ir de una plaza a otra, comer pipas y charlar sobre el futuro. Ella me dijo que quería ser escritora y yo, llevada por un impulso de admiración, también le dije que sería escritora».

Algunas de las lecturas resultantes del I Aquelarre Feminista de la Tribu, el ADN de de la Cueva.

La temática de los poemas de de la Cueva se acerca a ese deseo de libertad y enfatuación fémina, que terminaría irremediablemente por acercarla a los principios de la lucha por los derechos de la mujer. «El feminismo me parecía una reivindicación necesaria a los doce o trece años cuando todas mis compañeras de clase decían que querían dejar el instituto y buscar un novio para casarse. Yo iba un poco a contracorriente. Siempre dije que nunca tendría novio, que nunca me casaría y que viviría sola en Madrid. Madrid me parecía en aquel momento el lugar más ideal para ser escritora. Quería viajar, vivir aventuras, conocer gente e intentaba convencer a mis amigas para que nos fuéramos a vivir todas juntas sin chicos.»

Ilustración de Ana Moreno Ballesteros.

«Siempre he sentido que el ejemplo más feminista que había en mi familia era mi bisabuela. Nunca la conocí, pero desde niña me contaron su historia tantas veces… Mi bisabuelo era alcalde socialista de la II República y tuvo que huir ante las represalias del bando franquista cuando comenzó la Guerra Civil. Se marchó durante años y la familia tardo mucho en saber que no había muerto, que estaba encerrado en la cárcel de Baza. Mi bisabuela se quedó al cuidado de cinco hijos y un par de vacas. Los sacó adelante ella sola en aquellos años duros de tantas carencias y necesidades. Para mí las mujeres siempre han sido valientes, fuertes, feroces, capaces de cualquier cosa, iguales a los hombres, más hermosas, y más queridas.»

Para nosotras, su trabajo en la web «La Tribu de Frida» engloba toda esta causa: escritoras unidas en un colectivo mental, la selección de artículos con un exquisito gusto, y la presentación de los mismos en una forma preciosista y con mucho cariño.  «Los temores de la señora V» fue su primer proyecto como blog, pero su carácter personal se le quedaba pequeño. «Para mí La tribu de Frida es mi casa. Puntualizo, es la salita de mi casa donde reúno a la gente que más admiro, que más me gusta y nos podemos a contarnos la vida, a hablar de libros, de poemas que nos hacen estremecer, de lo difícil que es ser feminista, a veces, porque no hay dos feminismos iguales, del amor y su contrario… La tribu de Frida es un cuatro propio conectado (parafraseando a Remedios Zafra) con un montón de ventanitas de lectoras y lectores que se interesan por la literatura desde una perspectiva de género. La tribu de Frida no sería nada sin todas las personas que colaboran puntual o frecuentemente con sus textos, ilustraciones y fotografías. Tienen en común, sobre todo, la capacidad de asombrarse con la cantidad de gente que está escribiendo y todas las escritoras que vinieron antes que nosotras y que no conocemos.» Es tal la comunidad que están creando que han superado las barreras 2.0 y se reunieron en persona en el I Aquelarre Feminista de la Tribu en Madrid  el pasado fin de semana en un emocionante encuentro.

Otro de los grandes proyectos en los que está inmersa es el nuevo número de la revista BLUSA, el lanzamiento del número 3 este mismo junio. Una revista online, también con la colaboración de mujeres en diferentes disciplinas como la literatura o el arte, es otro logro a tener en cuenta en la apabullante oferta cultural, muchas veces sin un ideario interno, en la que estamos sumidos. Sara Herrera Peralta es su compañera de viaje en este proyecto. «Blusa propone una mirada de género sobre los ámbitos de la creación literaria y las artes.  Como lectoras vimos que existía un vacío en cuanto a publicaciones que tuvieran en cuenta a las mujeres como creadoras y periodistas. Esta es una revista hecha por una mayoría de mujeres para un público de todos los géneros. Nuestra intención es crear contenidos, por un lado, comprometidos con la igualdad de género, interesantes y de calidad y, por otro, con un buen toque de diseño y frescura.» 

«La idea de la revista surgió una noche de finales de invierno. Estábamos cada una de nosotras (la poeta y diseñadora gráfica Sara Herrera Peralta y yo) dándole vueltas a nuestra cabecitas y creyendo que podíamos emprender juntas un nuevo proyecto. Sabíamos que el proyecto debía ser feminista. ¿Por qué? Porque creemos necesario abrir un espacio de reivindicación de la voz de las mujeres como creadoras y pensadoras. Un lugar donde poder escribir sin dificultades de aquellas cosas que nos interesan. Una isla donde compartir posturas. Había que darle otra vuelta de tuerca al término feminista, porque a muchas se nos ha olvidado qué significa verdaderamente: igualdad de derechos que para los hombres. Pero necesitamos una mayor presencia de voces femeninas en el ámbito artístico de nuestro país. Cada una de nosotras brega a diario por ser una misma salvando las convenciones e intentando librar pequeñas batallas que unas veces se ganan pero, muchas otras, perdemos. BLUSA nace como una pequeña casa donde invitar a las mujeres que admiramos, compartir una forma de vida que es la literatura y encontrar refugio.»

Ilustración de Sara Morante.

«¿Y por qué BLUSA? Clara Lemlich fue una joven de 23 años y de origen ruso, que alzó la mano para pedir la palabra en una reunión sobre la conveniencia de que las mujeres que trabajan haciendo camisas en las fábricas textiles de Nueva York fueran a huelga para reclamar sus derechos. Las obreras que confeccionaban las blusas de mujer eran las peor pagadas en la industria. El breve discurso de Clara Lemlich alzando la voz por todas esas compañeras que no se atrevían a hacerlo fue el detonante de la huelga de las 20.000 que duraría desde noviembre de 1909 hasta febrero de 1910 y acabaría con una semana laboral de 52 horas, cuatro días de fiesta pagados, un horario de trabajo más regular, mejores salarios y el reconocimiento del sindicato de trabajadores. BLUSA nace también como homenaje a todas las mujeres que han luchado por la igualdad a lo largo de la historia, entre ellas, Clara Lemlich y sus compañeras en la Huelga de las Blusas.»

«BLUSA es una revista muy diversa. Puedes encontrar desde breves ensayos, artículos y entrevistas a mujeres creadoras, hasta poemas y relatos. Tenemos la suerte de contar con una serie de colaboradoras fijas muy interesante como son Alba González Sanz, Cristina Oñoro, Maria Fernanda Ampuero, Aloma Rodríguez, Patricia Sánchez, Silvia Terrón, Agustín Galli, Helena Astorga y Natalia Ruiz Poveda. Y muchas colaboradoras diferentes por número (poetas, traductoras, novelistas) como Elvira Navarro, Berta García Faet, Sara Torres, Martha Asunción Alonso, Sofía Castañón, Teresa Soto… Lo más atractivo de BLUSA creo que es la variedad temática y el número de voces que podemos encontrar. Por ejemplo, en el último número, hay una entrevista a una asociación de gitanas feministas, a una fotógrafa, a una cantante flamenca, a una investigadora del mundo islámico y esas entrevistas conviven con hermosos poemas, relatos y otros artículos más opinativos o de investigación.» 

Preguntamos a Carmen G. de la Cueva por su fórmula mágica, qué toma del mundo para acabar creando tales entes literarios y cómo hace para rodearse de tantas autoras increíbles. «Me inspiran, sobre todo, esas personas que levantan editoriales, revistas y proyectos de la nada y refrescan el panorama. Me gustan, especialmente, las chicas que leen, escriben, investigan, editan y se recorren España contando lo que están haciendo. Hace unos días tuve la suerte de conocer a muchas de las lectoras y colaboradoras de La tribu de Frida en el I Aquelarre feminista de la tribu que organizamos en La Central de Callao en Madrid y fue muy bello. Tantas chicas jóvenes y no tan jóvenes unidas por la tribu, por el interés de escuchar lo que otras jóvenes como ellas tenemos que decir.»

«Fue genial poder abrazar a gente como Ana Llurba, escritora y editora de Honolulú Books, una fuente de inspiración para mí. Me gusta la manera que tiene de imprimir la parodia, el sarcasmo y la ironía en algunas facetas de su cotidianidad. Ana Llurba es mi gurú creativo. Por citar a algunas mujeres creadoras que lo están haciendo muy bien os diré que leáis el primer poemario de la poeta almeriense afincada en Sevilla María Ramos Siamesa, que acaba de publicar El Gaviero Ediciones. También los poemas de La edad de merecer (La Bella Varsovia) de la genial Berta García Faet. Y el trabajo que la escritora Jenn Díaz está haciendo en sus artículos y libros por darle a la mujer, la hija y la madre el lugar que les corresponde. Muy necesario también el documental dirigido por la poeta Sofía Castañón “Se dice poeta” y la antología de las mujeres de la generación beat que ha traducido y antologado Annalisa Marí Pegrum en la editorial Bartleby. También las chicas de los fanzines Bulbasaur y Nenazas. Pero podría citar a decenas de mujeres que me inspiran y con las que es una suerte contar en La tribu y Blusa como: Aloma Rodríguez, Cristina Oñoro, Noemí López Trujillo, Sara Herrera Peralta, Alba González Sanz, Noni Benegas, Teresa Soto…»

En una lista infinita de proyectos, su última preciosidad, «La liga de las mujeres extraordinarias», una serie de artículos biográficos para la revista Gonzoo que la artista Basura Especial se encarga de ilustrar. La primera, sobre la escritora Aissa Wevill, la «otra» oficial y fémina fascinante, con una genial historia detrás que Carmen cuenta deliciosamente aquí.

Y esta noche, guateque poético del bueno en Sevilla, para acabar totalmente OnFire:

«A corto plazo tengo por delante la organización de algunos encuentros sobre poesía y feminismo; una antología poética; unas jornadas creativas y feministas que serán en otoño en Sevilla dentro de la programación del CICUS (Centro de Iniciativas Culturales); y la colaboración con algunos medios digitales y en papel escribiendo artículos. Tengo un par de cosas en la cabeza en cuanto a La tribu de Frida y Blusa. Por un lado, me gustaría traducir algunas secciones de la web al inglés para ampliar el número de lectores y, por otro, estoy preparando la edición de “El libro de la tribu”, un librito antológico del primer año de la web con textos e ilustraciones de personas que han pasado por La tribu. Si tuviéramos financiación, a Sara Herrera y a mí nos gustaría imprimir en papel BLUSA y distribuirla por librerías. Y como proyecto mastodóntico me planteo crear una editorial feminista de ensayo, poesía y narrativa. Hacer de La tribu de Frida un portal más amplio con más colaboradoras y seguir organizando encuentros donde podamos hablar de todas esas cuestiones que nos preocupan.» Imparable, ya nos suponíamos, el futuro de esta amante de las letras y jefa tribal creyente del trabajo en comunidad para lograr un objetivo común al que nos unimos: reivindicar el arte, actualizar el feminismo, y entre tanto, pasarlo muy bien y disfrutar de la literatura como nunca antes lo habías hecho.