Sentirse viejo a veces te hace ser ruin. Lo comprobamos a menudo, cuando los vejetes se te cuelan sin piedad en el Mercadona y cuando aseveramos que ese festival molaba más la época en la que íbamos nosotros. Nos ponemos algo insoportables cuando descubrimos que nuestro tiempo (artístico) está pasando, al menos, para ser descubiertos como jóvenes promesas. Pero como un incontrolable guilty pleasure, no podemos dejar de husmear en la Vice, en la Dazed&Confused, en la Playground, para darnos de morros con una modernidad que ya no podemos seguir. Por eso cuando Luna Miguel escribió la serie de artículos «Nacidos en los 90», ya se estaba ganando enemigos sólo con el título. ¿Realmente alguien sigue naciendo más allá del ochentaypoco? No es justo, decimos sacudiéndonos el traje de largo como una Norma Desmond de pueblo.

Aunque nos duela, debemos mirar más allá. Si bien la insoportable ciberfilia de Miguel no hace más que confirmar que nos hemos anticuado, su labor para sacar a la luz nuevos talentos es incuestionable. Dedicándole un texto a los escritores salvajes y las chicas que llenan de vísceras la red más jóvenes, damos con nombres que seguramente seguirán ahí cuando seamos aún más pochas, y eso es algo bueno. Como epíteto de esta generación hoy queremos destacar a María Sánchez, o como la conocen en el mundillo, María Mercromina.

Nacida en Córdoba en 1989, esta autora de pequeños textos y grandísimos poemas tiene una curtida producción tanto en papel (como la colección «Nueve Nuevos Poetas» de La Bella Varsovia) como en bitácoras online y fanzines underground. Hiperactiva en mil proyectos, controla al milímetro una poesía desgarradora con el mejor manejo de las redes y una capacidad divertidísima para reírse de sí misma (en «No te va a doler» se lee de ella «es veterinaria le encantan las cabras y hacer fotos a poemas y selfies con libros«). Tan guapa como su juventud, es una voz fresca, capaz de sacar sus vísceras a pasear y volver al ring a colaborar con otros artistas.

Es en estas colaboraciones o splits literarios donde estamos encontrando la quintaesencia de la literatura alternativa española de esta época. Aunque siempre se ha trabajado en equipo en las artes, la explosión actual es abrumadora, y así lo refleja Mercromina, tanto en el anteriormente citado «No te va a doler», un descacharrante proyecto junto a la ilustradora Ana Müshell en el que denuncian con humor el yugo hacia la perfección; o con «Apuestas: Nueve Nuevos Poetas» de la Bella Varsovia, donde comparte páginas con Álex Gil, Maria Ferreira o Ellen Capriota.

También la puedes encontrar en su propio blog, Un pez en mi boca o mmercromina o en la propia selección de textos de Luna de Miguel «Tenían veinte años y estaban locos»y además desarrolla junto a Emily Roberts las interesantísimas antologías «Ciudades Esqueleto» y «Animalario». Agotadoramente brillante.

Poema de su blog «Un pez en mi boca», 8 de septiembre 2014:

mira

si quisieras mirarme verías que nada de lo que contengo se corresponde con las limpias precisas detalladas blancas aburridas pretenciosas inocentes líneas que estudias en los libros

mira

si quisieras olerme olvidarías el desinfectante la cal la pureza

mira

prueba a caminar colgado de un columpio
prueba a correr entre balazos
prueba la crueldad y el dolor de los enfermos

mira
repite conmigo:

dormimos piel abajo esperando la raíz
dormimos con la boca cerrada evitando los insectos
dormimos y apretamos nudillos párpados huesos
dormimos aprendiendo el lenguaje de los muertos
dormidos esperando el precipicio

they’ll be so lonely, they could die*